«Vocación, signo de Esperanza»

Queridos hermanos y hermanas:

La primera quincena de febrero está llena de eventos significativos cuya celebración se repite año tras año: Jornada Mundial de la Vida Consagrada, Jornada Mundial del Enfermo, Campaña contra el Hambre y Semana del Matrimonio. Además, del 7 al 9 de febrero se desarrollará el Congreso de Vocaciones, que estamos preparando desde hace tiempo. En él quiero detenerme.

El Servicio de Pastoral Vocacional de la Conferencia Episcopal Española, formado por las Comisiones Episcopales para el Clero y Seminarios, Laicos, familia y vida, Misiones y Vida Consagrada, alumbró la propuesta de un Congreso de Vocaciones que aprobó la asamblea plenaria del episcopado. La iniciativa es fruto del espíritu sinodal que recorre la Iglesia desde 2021 y nos conduce a concebir este Congreso como «Asamblea de llamados para la misión».

El lema —«¿Para quién soy?»— está tomado de una pregunta que realiza el papa Francisco en la exhortación apostólica del sínodo de los jóvenes: «¿Para quién soy yo?» (Christus vivit, 286). Une dos inquietudes que albergamos en el corazón todos los seres humanos: la identidad y el sentido de la vida. Ahora bien, los discípulos de Jesús debemos discernir a la luz del Espíritu cómo responder a la pregunta en medio del pueblo de Dios, asamblea de llamados. Nuevamente el Papa sugiere la respuesta que ha de dar cada uno cuando dice en Evangelii gaudium: «Soy una misión en esta tierra» (EG 273).

En torno a esta afirmación, Francisco explica que la misión en el corazón del pueblo es tan crucial que uno no puede arrancarla de su ser si no quiere destruirse; que estamos en este mundo para ser una misión y «hay que reconocerse a sí mismo como marcado a fuego por esa misión de iluminar, bendecir, vivificar, levantar, sanar, liberar» (EG 273). Preciosa misión que se realiza de modo diferente en cada vocación, siempre en clave de sinodalidad con las otras vocaciones. Algo que queremos celebrar e impulsar en la Iglesia que peregrina en España con este acontecimiento eclesial.

Por ello, el Congreso de Vocaciones tiene dos grandes objetivos que se pueden alentar también desde casa. El primero es celebrar una gran fiesta de la Iglesia que la muestre como «asamblea de llamados», dando gracias a Dios con alegría porque la vida cristiana es vocación y da sentido y esperanza a nuestra existencia en esta tierra. Una existencia peregrina que es fraterna y va guiada y acompañada por el Señor que nos llama a cada uno dentro de la Iglesia y nos envía juntos a la misión.

El segundo gran objetivo es impulsar y consolidar en cada diócesis «un servicio que anime la vida vivida como vocación y promueva los distintos caminos vocacionales». La Iglesia en León quiere avanzar en su camino sinodal y misionero y, por consiguiente, asumimos y queremos alentar este proyecto compartido entre laicos, matrimonios, consagrados y clérigos. Hablamos de vocación con todas las vocaciones y queremos ser en la diócesis de León «asamblea de los llamados para la misión».

Dada la importancia y el desafío de la cuestión vocacional, el Congreso pretende visibilizar que todos juntos debemos ponernos a escuchar al Señor para que cada uno responda con su vida a esta pregunta decisiva: «¿Para quién soy?». En consecuencia, después del Congreso continuaremos este camino del Espíritu en nuestra diócesis. En este año jubilar, la vocación de los miembros del pueblo de Dios, sinodal y misionero, ha de brillar como un extraordinario signo de esperanza.

Con mi afecto y bendición.

✠ Luis Ángel de las Heras, CMF
Obispo de León