Hoy conocemos mejor a San Froilán, gracias a la vida que nos dejó escrita un contemporáneo suyo llamado Juan Diácono. Otros prefieren que esta vida sea obra de un anónimo.
Nació Froilán en un barrio de Lugo en el año 833. Su infancia se desenvolvió en un ambiente acomodado y estudió posiblemente en una escuela monacal. A los dieciocho años dejó la casa de sus padres para emprender vida de ermitaño, según parece, primero en una gruta de Ruitelán en El Bierzo, ahora convertida en ermita, para proseguir luego idéntica vida en las montañas leonesas del Curueño. La tradición nos señala como lugar de su estancia la Cueva de Valdorria, hoy convertida en capilla y a la que dan acceso “tantos escalones como días tiene el año”. Allí simultaneaba su vida de oración y penitencia con la evangelización del campesinado.
Existe igualmente tradición de su paso por otros lugares como La Virgen del Camino, La Virgen de la Velilla, Liébana, Valderas, etc…
En estas montañas se encuentra con el sacerdote mozárabe de Tarazona, Atilano. Ambos proyectan la reforma de la vida eremítica y su conversión en vida monástica. Fundaron inmediatamente el Monasterio de Valdecésar con cerca de 300 miembros, cifra posiblemente algo exagerada. En realidad parece más bien, si atendemos a la documentación de la Catedral de León, que fueron Ordoño II y su esposa Elvira quienes donaron en el año 917 al Abad Servando del Valle del César para que construyesen allí un monasterio bajo la advocación de San Juan, lo que no parece anular que allí hubiera edificado anteriormente otro San Froilán.
Froilán es llamado desde la soledad del Veseo a la Corte de Oviedo. El Rey Don Alfonso III le otorga poderes y bienes para potenciar sus monasterios. Estos cenobios tuvieron sin duda gran influencia en la vida espiritual, económica y social de la región.
San Froilán estuvo siempre en contacto con los responsables de la Reconquista en orden a la repoblación de nuestra tierra después de la dominación árabe.
En consecuencia Froilán y Atilano descienden de las montañas leonesas hasta las tierras zamoranas del Bajo Esla para fundar el Monasterio de Távara con 600 monjes y el de Moreruela con 200. Allí Froilán desempeña el oficio de Abad y Atilano el de Prior… Gracias a ellos “el valle del Esla se convirtió en luminaria de civilización cristiana”.
En el año 900 vaca la sede de León, por muerte del Obispo Vicencio o Vicente. El pueblo de León pide a Alfonso III que le conceda por obispo al Abad Froilán. Como aún no había recibido la ordenación sacerdotal fue preciso que la recibiera antes de ser consagrado y entronizado como Obispo de León.
El día de Pentecostés del año 900 Froilán y Atilano en una ceremonia conjunta fueron ordenados como obispos, respectivamente de León y Zamora. El rito tuvo lugar en la Iglesia de Santa María, en presencia del rey, nobles, clero y pueblo y lo ha perpetuado el conjunto de cuadros que se compone el retablo mayor de nuestro primer templo.
El Pontificado de San Froilán, aunque solamente duró cinco años, fue muy fecundo. Era hombre de oración, penitencia y predicación. Sus preferencias fueron la reforma de los sacerdotes, monjes y seglares.
En San Froilán resplandeció igualmente la profecía, sobre todo en los últimos años de su vida en que instó al rey, al clero y al pueblo para que buscaran por medio de la oración la ayuda y la misericordia del Señor. Llegó también a predecir el día y la hora de su muerte.
Muerto San Froilán en el año 905 es enterrado en la Catedral leonesa antigua en un suntuoso sepulcro construido para sí por el rey Alfonso III. “Los devotos vecinos de León lloraron amargamente la falta de su santo pastor Froilán como encarece la historia que se escribió poco después de la muerte del santo”.
En el año 916 por orden del rey Ordoño II sus restos son trasladados a la nueva catedral. En el siglo XI para evitar la profanación musulmana sus restos fueron llevados a Valdecésar “porque allí había hecho vida solitaria”. Un siglo más tardes estás reliquias son robadas y llevadas al Monasterio de Moreruela. Se incoa un pleito para conseguir que sean devueltas a León y falla el Papa Alejandro III para que se devuelvan mitad por mitad a nuestra catedral y a Moreruela.
Un siglo después de su muerte nace pujante en León, Valdecésar, Távara, Moreruela y lo restante de nuestra diócesis el culto de San Froilán, que llegó al honor de los altares por aclamación popular. Su fiesta se celebra el día 5 de octubre, fecha en que se cree que murió. A raíz de la reforma tridentina se erigió en su honor el Seminario Conciliar y hace poco tiempo la Parroquia de San Froilán.
Se celebran romerías en su honor en La Virgen del Camino y de La Velilla y la Rogativa de Mayo de los Ayuntamientos de Valdepiélago y La Vecilla. San Froilán es además el Patrono de las Diócesis de León y Lugo.
Julio de Prado en su obra «El santoral leonés»
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