Un día de convivencia en el mundo rural anticipa la Jornada de la Sagrada Familia con el lema ‘Familia, fuente de esperanza

  • Pastoral Familiar organiza una actividad itinerante para este sábado día 28 que comenzará a las 11:30 h. en Villamañán y concluirá a las 17 h. en la Parroquia de Fáfilas con la eucaristía que presidirá el obispo Luis Ángel

La Diócesis de León anticipará a este próximo sábado día 28 de diciembre la Jornada de la Sagrada Familia que con el lema ‘Familia, fuente de esperanza’ será la celebración con la que este próximo domingo día 29 de diciembre se cerrará el calendario oficial de jornadas especiales de este año 2024 fijado por la Conferencia Episcopal Española. Un adelanto festivo a este próximo sábado, enmarcado en este tiempo litúrgico de la Octava del Tiempo de Navidad, en el que desde el Área de Pastoral Familiar de la Delegación de Evangelización Misionera, en colaboración con el grupo de Pastoral Rural ‘Entre pueblos anda el Señor’ y el Arciprestazgo Centro Esla-Tierra de Campos, que se pondrá en marcha a las 11:30 horas en la Parroquia de Villamañán, con la visita al belén.

Ya a las 12:45 horas todos los participantes se desplazarán a lo localidad de Villabraz para acudir a un taller sobre el tema ‘Ser más bueno que el pan’ que incluirá una abrazo comunitario. A las 14:14 horas en la nave de usos múltiples de Alcuetas se ofrecerá una comida en familia y a las 17 horas en la Parroquia de Fáfilas concluirá esta jornada de convivencia en itinerancia por el sur de la Diócesis con la eucaristía especial que presidirá el obispo de León, el padre Luis Ángel de las Heras, con bendición de las familias,

PUEBLOS, FAMILIAS Y ESPERANZA

Desde el Área de Familia, el portavoz de este equipo diocesano, Antonio Díez, explica que “se trata de descentralizar de la ciudad las actividades y de que el mundo rural también participe y demostrar que en el mundo rural se puedan celebrar estas jornadas para animar la fe de todas las personas que viven en los pueblos de la Diócesis como ya se hizo el año pasado en la localidad de Castrovega de Valmadrigal”, en una iniciativa impulsada en colaboración con ese grupo de pastoral rural ‘Entre pueblos anda el Señor’ que ha integrado en su dinámica de encuentros esta propuesta de acoger la celebración diocesana de la Fiesta de la Sagrada Familia.

Según el obispo Luis Ángel, la celebración de la Jornada de la Sagrada Familia tiene un significado especial este año porque será la primera convocatoria de la Diócesis que se desarrolla en el marco del Jubileo 2025 ‘Peregrinos de Esperanza’, que el pasado día de Nochebuena abría formalmente el Papa Francisco en la Basílica de San Pedro de Roma y que en la Diócesis se abrirá este próximo domingo día 29 en la celebración que presidirá el pastor diocesano con peregrinación desde la Parroquia de Santa Marina la Real hasta la Catedral y con la eucaristía especial que acogerá el primer templo diocesano.

JUBILEO Y FAMILIA

Y con la mirada puesta en el lema ‘Familia, fuente de esperanza’ el obispo Luis Ángel, junto con los obispo de Subcomisión Episcopal para la Familia y la Defensa de la Vida, ha señalado que el Jubileo y esta Jornada de la Sagrada Familia han de ser “una oportunidad para redescubrir el don de la esperanza en la vida familia, ya que nos trae una sobre abundancia de gracia”. “En medio de una transformación profunda que puede afectar no solo a la sociedad, sino también al corazón de las personas”, los obispos señalan a la familia como “comunidad que une persona y sociedad” y como  un lugar de encuentro y apertura, donde se vive la reciprocidad, el amor y la fecundidad”. En la familia la persona, además de como individuo, se forma “como miembro de una comunidad que camina hacia Dios y hacia los demás”, de manera que “nuestra identidad se construye en la relación con los otros”, en una dinámica social en la que la familia “se convierte en una fuente de esperanza en una sociedad herida por el aislamiento, la soledad y la ruptura de los lazos comunitarios” porque “la familia es la primera y fundamental estructura en la que se aprende el sentido de la solidaridad, la gratuidad y el cuidado del otro. Allí donde el amor es verdadero y se comparte, surge la esperanza”.

En este sentido, los obispos proponen la vivencia del año jubilar como una “invitación a fortalecer los lazos de amor en nuestras relaciones y a reconocer la dignidad de cada persona, especialmente en un momento en que las dinámicas sociales pueden llevar a la división y al desencuentro”. La familia cristiana “es llamada a ser testigo de esta misericordia divina, que no se cansa de perdonar y de renovar todas las cosas. En este tiempo de gracia, es fundamental que nos esforcemos por restaurar la confianza y el respeto mutuo, comenzando por el seno del hogar”.