«Trabajo decente, trabajo saludable»

Queridos hermanos y hermanas:

Llega el primero de mayo de 2023 con la festividad de san José Obrero y el ineludible compromiso en el mundo del trabajo. Esta vez queremos ser conscientes de que “Un trabajo decente tiene que ser un trabajo saludable” como afirma «Iglesia por el Trabajo Decente (ITD)», Mesa que componen en nuestra diócesis HOAC, Cáritas, CONFER, JPIC (Justicia, paz e integridad de la Creación), movimiento rural cristiano, migraciones y movilidad humana y la pastoral obrera y del trabajo.

Las cifras de accidentes laborales en 2022 son estremecedoras, pero más aún cuando descubrimos que solamente se publica una parte de lo que realmente ocurre. Queremos estar cerca de las víctimas en el Día Mundial de la Seguridad y la Salud en el Trabajo que se celebra el 28 de abril. Merecen nuestro recuerdo y nuestro ánimo esperanzado. Como dice la Subcomisión Episcopal para la Acción Caritativa y Social de la Conferencia Episcopal Española: “¡No más muertes en el Trabajo! Y esforcémonos en lograrlo”. Es una frase de la homilía del papa Francisco en la pasada Misa de Nochebuena.

La vida, el don más preciado, requiere una dignidad que no siempre tiene. Procurar esa dignidad, cuidarla y acrecentarla en el trabajo desde el nosotros eclesial y de la humanidad, nos exige a los cristianos vivir atentos y hacer todo lo posible para responder a este desafío, comenzando por sacudirnos la indiferencia y estar dispuestos a actuar.

En consecuencia, hemos de denunciar las causas que provocan la falta de dignidad y seguridad en el trabajo. Entre otras, la separación entre el trabajo y la persona, que provoca la pérdida de dignidad del ser humano, un trabajo en precariedad e inseguridad y el sometimiento a largas jornadas laborales sin el merecido descanso y sin una retribución justa.

Igualmente, debemos seguir pidiendo que se cumpla la legislación laboral, que ha de poner en primer lugar a la persona humana por encima de cualquier otro interés. También hemos de exigir que no se escatimen recursos de seguridad para evitar muertes y accidentes y que se atienda responsable y cuidadosamente a las víctimas y a sus familias. En definitiva, que se revierta toda situación de injusticia en el mundo del trabajo, que nos afecta a todos —no lo olvidemos— pues hace daño a hermanos y hermanas de quienes no podemos desentendernos.

Con nuestra vida y compromiso debemos contribuir a la dignidad, seguridad y salud de cada persona en su trabajo, del que nunca ha de ser esclava. Una vez más, los diocesanos de León debemos manifestar con claridad nuestra firmeza en esta causa de la dignidad del trabajo desde la cultura del diálogo social, el cuidado, la denuncia de las injusticias y la solidaridad.

Hagamos nuestro el lema “Un trabajo decente tiene que ser un trabajo saludable”, de la Mesa #IglesiaporelTrabajoDecente. Es una senda esperanzadora cimentada en nuestra fe en Dios Padre, que quiere el bien de todos sus hijos e hijas, y compartida en nuestro camino de Iglesia peregrina, sinodal, fraterna y samaritana bajo el signo del amor de Dios que hemos conocido en Cristo Jesús.

Con mi afecto y bendición.

✠ Luis Ángel de las Heras, cmf
Obispo de León