Queridos hermanos y hermanas:
La segunda quincena de mayo ha estado marcada por la peregrinación a Roma con motivo del Jubileo de las Cofradías y su feliz coincidencia con la Celebración Eucarística por el inicio del ministerio petrino del obispo de Roma León XIV.
Más de un millar de leoneses hemos peregrinado a Roma desde diferentes puntos de España para participar en estos acontecimientos históricos, memorables y esperanzadores. Si iniciamos la peregrinación jubilar diocesana a la Ciudad Eterna en abril el día del fallecimiento del papa Francisco, con la consiguiente consternación, hemos concluido la peregrinación jubilar cofrade del 16 al 18 de mayo celebrando con enorme alegría la Eucaristía con que el papa León XIV inauguraba su ministerio.
La diócesis de León ha participado en el Jubileo de las Cofradías trasladando a Roma la pasión de su Semana Santa cofrade, que es expresión de la fe cristiana cultivada a través de la piedad popular que han transmitido de generación en generación los católicos de varios siglos en tierras leonesas.
Los peregrinos fuimos enviados al jubileo en la Eucaristía presidida por Mons. Bernardito Auza, nombrado Nuncio Apostólico ante la Unión Europea tras su etapa en España y Andorra. Fue un momento de fraternidad entre todas las cofradías de la Semana Santa de la ciudad de León que han sido singularmente representadas por la Cofradía del Dulce Nombre de Jesús Nazareno con la participación de la imagen de su titular en la Gran Procesión del Jubileo.
En Roma, se sumaron a los hermanitos de Jesús y muchos de sus familiares hermanos de otras cofradías y amigos de León. Formamos una familia unida con quienes son y quieren ser discípulos de Jesús, llevando en el corazón a cuantos leoneses no pudieron viajar, pero se han unido a nosotros en espíritu, participando de lo que allí sucedía gracias a los medios de comunicación y un mar de redes sociales.
En medio de todo y de todos, como piedra angular, Cristo Jesús representado en la imagen de mirada incomparable, misericordiosa, compasiva y esperanzada del Nazareno, Señor de León. Contagiados nuestros ojos de esperanza y clemencia, nuestros pasos peregrinos alcanzaron el deseado jubileo.
La Gran Procesión trasladó la fe y el sentimiento papón de León a las calles de Roma, junto al Coliseo y al Circo Máximo. Esmerado montaje, sobriedad, emoción de braceros, fe, brillante acompañamiento musical y humildad en el paso fueron expresión de lo que es y quiere ser nuestro seguimiento de Jesús Nazareno. El Señor nos invita a mirar como él nos mira y a dar testimonio de la esperanza que transmiten sus ojos y que nunca defrauda.
Todo ello tuvo el mejor colofón posible en la Eucaristía por el inicio del ministerio petrino de León XIV. Fue una hermosa acción de gracias por tanto don de esperanza recibido en esta peregrinación jubilar. El Santo Padre se presentó como siervo de nuestra fe y nuestra alegría, caminando con nosotros por las sendas del amor de Dios, «que nos quiere a todos unidos en una única familia».
Que nos esmeremos cada día por formar parte de esa única familia todos los miembros de la diócesis de León, de tal modo que cada uno facilite al otro el ser juntos «como granos que hacen el mismo pan», pues «somos uno en el Uno», que es Cristo.
Y, por supuesto: ¡Que sea enhorabuena!
Con mi afecto y bendición.
✠ Luis Ángel de las Heras, CMF
Obispo de León