«Misión laical de esperanza»

Queridos hermanos y hermanas:

Tras la solemnidad de la Ascensión, caminamos por el mes de junio abriéndonos al fuego del Espíritu que necesitamos para construir una Iglesia sinodal y misionera. La celebración de Pentecostés con un nuevo encuentro diocesano #Entrelazado2#, reuniendo a quienes forman los equipos de las áreas de cada delegación diocesana, será imagen de la oración comunitaria que hacen los discípulos con María, madre de Jesús y madre nuestra, esperando al Espíritu Santo.

En este encuentro evaluaremos el curso para saber hasta qué punto hemos hecho vida el lema «como granos que hacen el mismo pan». Al mismo tiempo, veremos cuánto nos falta para hacerlo crecer dentro de las diversas áreas de evangelización misionera, comunión fraterna y misión samaritana, y entre todas ellas.

En Pentecostés celebramos también el Día de la Acción Católica y del Apostolado Seglar con el lema «Testigos de esperanza en el mundo». Podemos dar testimonio de la esperanza si experimentamos el don del Espíritu Santo en nuestros corazones (cf. Rom 5,5).

Para ser hombres y mujeres esperanzados hemos de llegar a ser hombres y mujeres del Espíritu de Dios, discípulos misioneros de Jesús, miembros de una Iglesia sinodal y misionera que camina unida e ilusionada sin perderse en miradas autorreferenciales.

Aunque todos los bautizados recibimos la llamada y el envío misionero, en este Día destacamos la vocación laical, en la cual los cristianos dan a conocer el amor de Dios, recibido por el Espíritu Santo que se les ha dado, por medio de la caridad política y la presencia misionera en la vida pública, como testigos de la esperanza que no defrauda, con coraje y fuego del Espíritu para desarrollar una «misión laical de esperanza».

Los laicos, hombres y mujeres, tienen un compromiso que hemos de reconocer todos los miembros del pueblo de Dios como acción eclesial fundada en el Evangelio y hecha vida en el mundo, no de forma reservada ni particular.

Agradecemos al Señor el don de muchos hombres y mujeres que se comprometen públicamente con su misión laical en medio de los pobres, de los enfermos y los que viven solos, del mundo del trabajo y la economía, de las prisiones, de la educación y la cultura, de la política, de las comunicaciones y redes sociales…

Damos gracias a Dios en la diócesis de León por cuantas personas bautizadas desempeñan la misión laical siendo signo de esperanza. Igualmente, damos gracias al Señor por todas las asociaciones, grupos, comunidades, movimientos —y la Acción Católica— que acompañan a los laicos en esta misión imprescindible de dar esperanza a nuestro mundo y a nuestra Iglesia.

Que todos los que formamos la Iglesia diocesana de León apreciemos y alentemos la vocación y la misión laicales para construir comunidades sinodales y misioneras que testimonien a Jesucristo vivo, esperanza que no defrauda, especialmente entre las personas y situaciones desesperanzadas en medio de nuestra ciudad y de nuestros pueblos, donde Dios vive y debemos anunciarlo.

Con mi afecto y bendición.

✠ Luis Ángel de las Heras, CMF
Obispo de León