- Vigilia diocesana mañana sábado día 18 a las 19:45 horas en la Parroquia del Rosario para preparar la solemnidad de Pentecostés del domingo día 19 con misa estacional en la Catedral a las 13 horas
La solemnidad de Pentecostés, con la que este próximo domingo día 19 de mayo se cierran los cincuenta días del Tiempo de Pascua, vuelve a ser una llamada a todos los laicos para reforzar su compromiso y valorar su aportación como “una Iglesia sinodal en misión” hacer visible la acción del Espíritu Santo en la vida familiar, laboral, cultural y social. Un protagonismo especial de los laicos en esta jornada en la que toda la Iglesia celebra el Día de la Acción Católica y del Apostolado Seglar, enmarcado este año en el tramo final del camino del Sínodo ‘Por una Iglesia sinodal: comunión, participación y misión’ y con la mirada puesta en la oración mariana del próximo viernes día 31 en la Basílica de la Virgen del Camino a la que ha llamado el obispo Luis Ángel en el marco del actual Año de la Oración con el que toda la Iglesia está preparando ya el próximo Jubileo del año 2025, convocado por el Papa Francisco en la reciente bula ‘Spes non confundit. La Esperanza no defrauda’
VIGILIA DIOCESANA
Para la preparación de esta fiesta de Pentecostés se ha convocado una Vigilia Diocesana para mañana sábado día 18 de mayo a las 19:45 horas en la Parroquia del Rosario, en el templo del barrio de La Lastra, con una representación de fieles laicos de los más de veinte movimientos y asociaciones que se integran en el Área de Apostolado Seglar, además de todos aquellos seglares que sin estar integrados en esos movimientos o asociaciones con presencia en la Diócesis viven su compromiso eclesial en el día a día de las parroquias y quieran sumarse a esta cita diocesana. Esta vigilia incluirá a las 19:45 horas una reflexión que conducirá la integrante de la comisión permanente de la Hermandad Obrera de Acción Católica (HOAC) donde ejerce la responsabilidad de Difusión, militante de la HOAC en la Diócesis de León, que ofrecerá su testimonio personal a partir del lema ‘Laicos por vacación, llamados a la misión’. A las 21 horas esta vigilia diocesana se cerrará con una celebración eucarística que presidirá el obispo Luis Ángel.
Y ya este próximo domingo día 19 a las 13 horas la Catedral acogerá el acto central de esta solemnidad de Pentecostés, con una misa estacional que presidirá el obispo Luis Ángel.
MENSAJE DEL OBISPO
Tanto en esa vigilia diocesana de mañana sábado, como en las eucaristías que acojan todas las iglesias de la Diócesis el domingo se rezará por los laicos y su vocación para invitar a que, como afirma el obispo Luis Ángel “todos los bautizados sigan proclamando el Evangelio, la misión que Jesús nos encomendó y que se lleva a cabo con la fuerza del Espíritu Santo porque Jesús resucitado ha entregado su Iglesia a cada uno de nosotros y el Espíritu Santo es el alma de la Evangelización. Por tanto, es fundamental que descubramos, como miembros del Pueblo de Dios, que tenemos una misión que no es iniciativa nuestra, sino de Dios, que la sostiene y permitirá que perdure por los siglos de los siglos”.
En este sentido, el pastor diocesano recuerda el Encuentro sobre el Primer Anuncio que se celebraba a iniciativa de la Conferencia Episcopal Española el pasado mes de febrero y en el que participaba una Delegación diocesana para la preparación del Congreso sobre las Vocaciones que ya organiza la Iglesia de España y que tendrá lugar en Madrid en febrero de 2025. Con estas dos iniciativas, en el Día de la Acción Católica y del Apostolado Seglar de este año 2024, el obispo Luis Ángel subraya la importancia de que “resuene con fuerza esa llamada que la Iglesia ha recibido, como asamblea de convocados, pueblo de Dios unido en la misión, a vivir su vocación, que tiene como horizonte la misión. Y de un modo propio y peculiar, destacamos la vocación laical, que se ejercita en la caridad política, en el anuncio del Evangelio en el corazón del mundo”.
Por todo ello, Don Luis Ángel hace especial hincapié en que “los laicos, desde el bautismo, han recibido una vocación que los hace sentirse corresponsables en la vida y misión de la Iglesia”, de manera que “el laicado viva su vocación encarnado en el mundo, es decir, en los ámbitos de la familia, del trabajo, de la educación, del cuidado de la casa común y, de una manera particular, en la vida pública”, y también “en el interior de la vida de la Iglesia, ayudando en la liturgia, en la catequesis, en los grupos parroquiales”.