«Vosotros sois la luz del mundo» (Mt 5,14)
✠ Luis Ángel de las Heras, CMF
Obispo de León
«Vosotros sois la luz del mundo» (Mt 5,14). Tomad conciencia, José Ramón, Ricardo José, Romel Andrés, Javier Eduardo, Luis Alfredo: brillaréis como luz del mundo. Tal y como la luna brilla en medio de la noche por el fuerte reflejo del sol sobre su superficie. Luz que difunde la palabra de Dios; luz que irradia el altar del que seréis servidores, atentos al pan de vida del que las migajas sacian hasta el hambre más profunda del ser humano.
Como luz del mundo, manteneos siempre al alcance de los rayos del sol, del Señor Jesús que os ha llamado para contar con vosotros en su proyecto de salvación de la humanidad. Buscad la felicidad en vuestra respuesta y en la de tantos hombres y mujeres que podrán veros y llegar hasta el Señor para ser ellos también luz lunar, reflejo de sus haces refulgentes de vida y esperanza.
Ser vidriera de la luz de Dios es vivir en su presencia, donde se comprende el mensaje de salvación, donde se saborea la Palabra y el Pan de la Eucaristía. Donde se conoce al Maestro que habla y parte el pan para todos. Palabra y Pan que se convierten en el amor más grande para amar como Él nos ama. Que vuestro amor, por tanto, no sea nube mañanera que desaparece. Que vuestro amor sea expresión de la infinita misericordia del Padre que es el nuevo y auténtico sacrificio de redención.
Un sacrificio sellado por estos ministerios que recibís hoy para estar a disposición de la Iglesia preparándoos para recibir el sacramento del Orden.
José Ramón, Ricardo José, Romel Andrés, al recibir el ministerio del lectorado os comprometéis a profundizar en la novedad que nos llega cuando escuchamos la Palabra del Señor. No caigáis en la tentación de creer que ya conocéis la Palabra o de que puede deciros poco.
Como lectores de la Palabra de Dios, tenéis la misión preciosa de escudriñar su novedad para que otros puedan también hallarla. Al proclamarla en las celebraciones litúrgicas contribuiréis a ese descubrimiento de su novedad que hace crecer en la fe y prepara para recibir dignamente los sacramentos.
Para desempeñar vuestro ministerio, antes de proclamar la Palabra, no olvidéis, dóciles al Espíritu Santo, escucharla, amarla y conservarla en vuestro corazón, igual que la Virgen Madre en su Corazón Inmaculado.
Que en vuestro camino hacia el sacerdocio ministerial profundicéis en este ministerio, pues no dejaréis de ser servidores de la Palabra.
Javier Eduardo y Luis Alfredo, después de ejercer el lectorado, en vuestro seguimiento de Jesús hacia el sacramento del Orden, se os confía la misión de ayudar de otra manera peculiar a los presbíteros y diáconos en su ministerio, y distribuir como ministros extraordinarios, la Sagrada Comunión a los fieles, incluso llevarla a los enfermos. Seréis portadores del pan de los débiles.
En este ministerio tened presente que, de la misma manera que participáis con vuestros hermanos de un mismo pan, también formáis con ellos un sólo cuerpo. Vais a estar cada vez más comprometidos en la elaboración del pan de la unidad.
Amad con amor sincero a este Cuerpo místico de Cristo, es decir, a la Iglesia pueblo de Dios en camino, sobre todo en sus miembros necesitados y enfermos; así llevaréis a la práctica el mandamiento nuevo del amor y la comunión fraterna, y estaréis dispuestos a ser luz y aprender de quien ha venido a darnos la plenitud.
Que la celebración de esta Eucaristía y la institución de estos ministerios de lectorado y acolitado os confirme en la vocación al sacerdocio ministerial a vosotros, y nos aliente a todos en la confianza de que el Dueño de la mies nos cuida y siempre envía operarios a su mies. Amén.