2023 – Celebración de la Pasión del Señor

“La cruz que trae la alegría al mundo”

✠ Luis Ángel de las Heras, CMF
Obispo de León

«El Evangelio, donde deslumbra gloriosa la Cruz de Cristo, invita insistentemente a la alegría» (EG 5). A veces, de manera comprensible, nos quedamos con los ojos y el corazón fijos en la cruz, en el dolor, en el drama.

Hoy, Viernes Santo, la Celebración de la Pasión del Señor pone ante nosotros la gloriosa Cruz de Jesús para exhortarnos paradójica, insistente y afortunadamente a la alegría.

En la Cruz de Jesús, resuenan los ecos evangélicos del “Alégrate” de la anunciación y la inmediata visita de María a su prima Isabel con el canto del Magníficat. El Crucificado es quien «se llenó de alegría en el Espíritu Santo» (Lc 10,21) y predicó un mensaje que es fuente de gozo. Resuenan sus palabras: «Os he dicho estas cosas para que mi alegría esté en vosotros, y vuestra alegría sea plena» (Jn 15,11).

Ante la Cruz de Jesús, con su Madre, con María Magdalena y las otras mujeres, con Juan, el discípulo amado, recordemos que la Víctima inocente, Cristo clavado en la cruz, en quien están todos los crucificados de la humanidad, ha venido a darnos vida y nos ha prometido: «Volveré a veros y se alegrará vuestro corazón, y nadie os podrá quitar vuestra alegría» (Jn 16,22).

Aunque nos experimentemos doloridos y tristes por la muerte injusta y cruel del Hijo de Dios, de la sangre de su costado brota un pueblo nuevo que quiere caminar unido en la espera del triunfo pleno sobre la muerte en la Resurrección.

Contemplemos y adoremos la Cruz de Jesús, en la que está crucificado nuestro mundo, descubriendo con esperanza que «el Evangelio, donde deslumbra gloriosa esta Cruz, invita a la alegría». Porque el siervo asombrará a muchos pues desfigurado no parecía hombre, no tenía aspecto atrayente, pero tendrá éxito, subirá y crecerá hasta atravesar el cielo.

La Cruz de Cristo es el trono de la gracia que derrocha la misericordia y la salvación de Dios sobre nosotros. Mirad el árbol de la cruz, donde estuvo clavada la salvación del mundo. Adoradla y agradecedla como fuente de vida y alegría que brota a raudales del madero santo.

Amén.