Queridos hermanos y hermanas:
El papa Francisco en su mensaje para esta Cuaresma nos ha exhortado a vivir una ascesis cuaresmal conscientes del proceso sinodal en el que nos encontramos. En sus palabras hay una invitación a experimentar en este tiempo litúrgico la subida al monte Tabor, un lugar apartado al que el Señor Jesús nos lleva con el compromiso ascético animado por la gracia. Allí, profundizamos en el conocimiento del Maestro. Con esfuerzo, sacrifico y concentración subimos con Jesús al Tabor. Son las mismas exigencias para recorrer corresponsablemente el camino sinodal y lograr los frutos esperados.
La imagen de Jesús con Pedro, Santiago y Juan en el Tabor nos revela una experiencia de gracia compartida, como ha de ser nuestra vida de fe, pues a Jesús hemos de seguirle juntos, afirma el Papa. Digamos que somos compañeros de Cuaresma, de camino, de viaje, de sínodo. Al igual que los apóstoles contemplan la Transfiguración de Jesús y ven a Moisés y a Elías cuando alcanzan la cumbre del monte, el camino sinodal ha de guiarnos a una «transfiguración personal y eclesial» que tiene como modelo a Jesús y se da mediante la gracia del misterio pascual.
El papa Francisco nos propone la conversión, que llama «transfiguración», por estos dos caminos: escuchar la voz del Hijo de Dios y escuchar las voces de los hermanos. En realidad, es una sola escucha del Espíritu Santo que nos habla en la Palabra de Dios y a través de las palabras que comparten los hermanos y hermanas, especialmente los más débiles y necesitados.
Con la luz del texto evangélico de la Transfiguración descubrimos el anticipo de la gloria pascual, envuelta en belleza y hermosura, y, al mismo tiempo, la riqueza que supone la escucha sinodal, tanto del Hijo de Dios como de los hermanos en Cristo. Lo que nos permite hablar de un «Tabor sinodal en Cuaresma».
Estamos urgidos a subir con Jesús al Tabor, alejarnos de lo que da lugar a nuestras “mediocridades y vanidades” para contemplar y escuchar como hombres y mujeres abnegados y humildes. Es la tarea que realizamos y queremos continuar en los grupos sinodales, parroquiales, comunitarios, en los consejos, en los equipos humanos de los arciprestazgos, en las cofradías y hermandades, en las asociaciones y movimientos, en los encuentros de fieles de varias parroquias y en todas las reuniones de Iglesia que están o han de estar en dinámica sinodal. Es nuestra vivencia eclesial, diocesana y universal, de comunión, participación y misión.
Desde esta perspectiva, nos mentalizamos y preparamos para elaborar, con la mayor participación posible, un plan diocesano que, tras analizar los retos que tenemos como Iglesia legionense, responda con diversos proyectos de misión samaritana, evangelización misionera y comunión fraterna, teniendo en cuenta urgencias y tiempos y diseñando estrategias adecuadas para alcanzar los objetivos que se planteen.
Subamos animosos por el camino cuaresmal y sinodal al Tabor para buscar juntos la transfiguración personal y eclesial que necesitamos contemplando a Jesús y escuchándole a Él y a los hermanos. Es tiempo de conversión con la inestimable ayuda del misterio pascual que da aliento en la escalada.
Con mi afecto y bendición.
✠ Luis Ángel de las Heras, cmf
Obispo de León