Liturgia Dominical – «YO SOY LA PUERTA DE LAS OVEJAS»

Mons. José Manuel del Río Carrasco (Diario de León, 30-IV-2023)

          La primera lectura de este domingo nos remonta al primer anuncio de Pedro, que dio origen a la Iglesia: «Todo Israel esté cierto de que, al mismo Jesús, a quien vosotros crucificasteis, Dios lo ha constituido Señor y Mesías». Y Pedro les contestó: «Convertíos y bautizaos todos en el nombre de Jesucristo para que se os perdonen los pecados, y recibiréis el don del Espíritu Santo». Fue así como, urgiéndoles a escapar de aquella generación perversa, se les agregaron los que con ellos formarían la Iglesia naciente del Señor Resucitado.
Jesús mismo lo predijo, como hoy nos dice en su Evangelio: «os aseguro que yo soy la puerta de las ovejas». Sí, aquellos pastores de los que el pueblo estaba ya cansado, sólo querían retenerlo en el redil estrecho de los esquemas por ellos ideados, para seguir dominándolo; sólo buscaban su propio provecho, en vez de llevar a mejores pastos.
Por eso, Jesús ha sido constituido como puerta por donde salir y entrar, para poder vivir en la libertad de hijos, frente a toda otra esclavitud; por donde lograr una vida abundante, frente a cualquier cultura de muerte y vacío; por donde dar con los verdaderos pastos que promocionan al hombre, frente a toda otra seducción engañosa. Sí, Él es el Pastor a quien escuchar: porque, con su entrega a la muerte y una muerte de cruz, ha destrozado todos los esquemas estrechos de los cálculos humanos, abriéndolos a la locura del amor de Dios; porque, con su resurrección, nos ha garantizado la vida abundante que Dios quiso siempre para el hombre; porque, con su nueva presencia en el Espíritu, puede conducirnos a la experiencia del amor de Dios que como pasto necesitamos…
Sí, porque se trata del único amor que puede sostenernos en el bien, a pesar del mal. Y es a ese amor al que el Señor Jesús nos puede conducir como Pastor, por ser el más experto.