Liturgia Dominical – “LO RECONOCIERON AL PARTIR EL PAN”

Jesús Miguel Martín Ortega (Diario de León, 23-IV-2023)

El relato evangélico de los discípulos de Emaús se ha convertido en referente para todos los que creemos en el Resucitado. La entrega su vida por amor vencerá al pecado y la muerte, ofreciéndonos la posibilidad de vivir para siempre.
El texto hace referencia a dos discípulos de Jesús, desolados por la crucifixión de su amigo, que deciden regresar a su pueblo de Emaús. La tristeza y el pesar son indescriptibles en cada paso que dan. El camino descendente y la depresión anímica van a la par.
En esto se acerca un peregrino desconocido que se pone a caminar a su lado, pero no tienen ojos para reconocerlo: les ciega sus lágrimas y su tristeza. Entra en conversación con ellos: “¿Qué comentáis mientras vais de camino?”
Sin su presencia, los discípulos sienten que ya no tiene sentido reunirse y abandonan el grupo. Pero la primera acción del resucitado será caminar junto a ellos, aunque no lo reconozcan. Él no se impondrá, no les descubrirá su identidad; basta con que le recuerden, con que piensen en lo que les dijo… En definitiva, con que realicen un proceso interior de búsqueda, para que se les abran los ojos y puedan reconocerlo. Dejarse iluminar por la Palabra de Dios dará lugar al encuentro al partir el pan, expresión que hace referencia explícita a la cena eucarística, pero también, por extensión, a la generosidad  del que ha descubierto que sólo partiendo el pan con los hermanos trascendemos el propio egoísmo y abrimos la posibilidad de reconocer otras realidades más altas y decisivas.
Sólo cuando le reconocen presente al partir el pan, sienten la urgencia de desandar el camino de la tristeza, de la desilusión… No pueden esperar a que pase la noche: hay que volver de inmediato a Jerusalén para comunicar a los hermanos que Jesús vive, que han estado con él, que han caminado juntos y le han reconocido al partir el pan. El encuentro con el Resucitado da origen a la misión de anunciar la buena noticia y fundamenta nuestra fe.