José-Román Flecha Andrés – (Diario de León, 30-IX-2023)
El domingo día 10 de octubre de 2021, el papa Francisco nos invitaba a prepararnos para la celebración del sínodo de los obispos sobre la sinodalidad. Según él, “hacer sínodo significa caminar juntos en la misma dirección”.
Recordando al joven rico que se acercó a Jesús, nos preguntaba si estamos dispuestos a la aventura del camino o, temerosos ante lo incierto, preferimos refugiarnos en las excusas del “no hace falta” o del “siempre se ha hecho así”?
Señalaba el Papa que Jesús encontró al joven en el camino, después escuchó sus preguntas y finalmente lo ayudó a discernir qué tenía que hacer para heredar la vida eterna. Tres verbos importantes para comprender el Sínodo
- Encontrar. El Señor está disponible para encontrar los rostros, cruzar las miradas, compartir la historia de cada uno. Jesús sabe que un encuentro puede cambiar la vida.
También nosotros estamos llamados a ser expertos en el arte del encuentro. Todo encuentro requiere apertura, valentía, disponibilidad para dejarse interpelar por el rostro y la historia del otro. Este es el modo en que Dios nos indica la vía a seguir, haciéndonos salir de nuestras rutinas desgastadas.
- Escuchar. Jesús escuchó la pregunta del joven rico y también escuchó su inquietud religiosa y existencial. No se limitó a contestar la pregunta que le dirigía, sino que le permitió que contara su propia historia, que hablara de sí mismo con libertad.
Cuando escuchamos con el corazón, el otro se siente acogido, no juzgado. El Espíritu nos pide que escuchemos las preguntas, los afanes y las esperanzas de cada Iglesia, de cada pueblo y nación. Y nos pide también que nos pongamos a la escucha del mundo, de los desafíos y de los cambios que va poniendo ante nosotros.
- Discernir. Jesús intuye que el hombre que tiene delante es verdaderamente religioso y practica los mandamientos. Pero el Maestro quiere conducirlo más allá de la simple observancia de los preceptos. Por medio del diálogo, trata de ayudarlo a discernir.
El Sínodo es un camino de discernimiento espiritual, que se realiza en la adoración, en la oración y en el contacto con la Palabra de Dios, que nos abre al discernimiento y lo ilumina. El Sínodo no ha de ser un congreso o un parlamento, sino un acontecimiento de gracia, un proceso de sanación guiado por el Espíritu.
Pues bien, a la hora de comenzar el Sínodo sobre la sinodalidad, no debemos perder las ocasiones para actualizar el encuentro, la escucha recíproca y el discernimiento. El Papa nos advierte que “mientras buscamos al Señor, es Él quien viene primero a nuestro encuentro con su amor”.