Cada día su afán – LO HUMANO

D. José-Román Flecha Andrés – (Diario de León, 24/02/2024)

Dirigiéndose a la Pontificia Academia para la Vida, el papa Francisco se hizo una pregunta sobre lo que califica al ser humano que se ha hecho más urgente ante las nuevas tecnologías.  Y añadió tres advertencias importantes:

  • No es posible estar a priori a favor o en contra de las máquinas y de las tecnologías.
  • No vale la distinción entre procesos naturales y artificiales, viendo los primeros como humanos y los segundos como ajenos o contrarios a lo humano.
  • Para conjurar la hegemonía tecnocrática es necesario inscribir el conocimiento científico y tecnológico en un horizonte de sentido más amplio,

El Papa aludió al tentativo de reproducir el ser humano con los medios y la lógica de la técnica, que reduciría lo humano a actuaciones reproducibles a partir de un lenguaje digital.

La confusion de las lenguas ante la Torre de Babel no es un castigo de Dios, sino que pretende corregir la deriva hacia un «pensamiento único». Los seres humanos han de enfrentarse a la limitación, a la vulnerabilidad, al respeto de la alteridad y al cuidado mutuo.

La ciencia y la tecnología llevan al ser humano a sentirse capaz de producir la imagen y la semejanza de la vida humana, incluida la capacidad de lenguaje de las «máquinas parlantes».  Ante la tentación de infundir espíritu a la materia inanimada se plantean estos desafíos:

  1. Discernir cómo ejercer responsablemente la creatividad humana.
  2. Investir los talentos recibidos impidiendo que el ser humano se desfigure y que se anulen las diferencias constitutivas que dan orden al cosmos.
  3. Desarrollar una cultura capaz de reconocer y promover lo específicamente humano.
  4. Explorar si esta especificidad no se encuentra ya en la fase precedente al lenguaje, en la esfera del pathos y de las emociones, del deseo y de la intencionalidad.
  5. Advertir que solo un ser humano puede convertir este deseo en una relación a favor de los demás, asistido por la gracia del Creador.
  6. Comprender que la cultura modela las fuerzas espontáneas de la vida y de las prácticas sociales.
  7. Realizar un diálogo que vaya más allá de la yuxtaposición de los saberes.
  8. Reeleborar los conocimientos, a través de la escucha mutua y de la reflexión crítica.
  9. Promover una investigación exigente, con atención, libertad de espíritu y apertura a los caminos inexplorados, sin una estéril marcha atrás.
  10. Cuestionar las opiniones adquiridas y los supuestos no examinados críticamente.

El cristianismo ha tomando de cada cultura las tradiciones de sentido que allí encontraba inscritas, y las ha interpretado a la luz de la relación con el Señor, que se revela en el Evangelio, y sirviéndose de los recursos lingüísticos y conceptuales habituales.