Cada día con su afán – LA PASCUA Y EL CORDERO

José Román Flecha Andrés  (Diario de León, 9-IV-2023)

  1. Sardes fue una ciudad de la región de Lidia, en la actual Turquía. A ella fue dirigida una de las cartas del Apocalipsis (Ap 3,1-6). De Sardes tan solo quedan hoy algunos trozos de tejas que se encuentran entre el rastrojo.

De Sardes fue obispo Melitón en el siglo II. Era conocido por una apología que dirigió al emperador Marco Aurelio Antonio a favor de los cristianos. Hoy es también recordado por un texto que había sido olvidado durante siglos.
Melitón de Sardes debió de morir hacia el año 180. Es uno de los Padres de la Iglesia  del siglo II, considerado como un santo tanto por la iglesia católica como por la ortodoxa.
Solo en 1940 fue editado por primera vez. Al parecer, debió de llevar el título “Sobre la Pascua”. Los fragmentos recuperados pueden corresponder a una homilía predicada por el obispo Melitón el día 14 de Nisán, en el que, siguiendo a los judíos, su comunidad celebraba la fiesta de la Pascua.

  1. Por medio de imágenes brillantes y conmovidas, esta especie de pregón pascual nos exhorta a contemplar el misterio de la muerte de Jesús. Pero no menos emocionado es el párrafo penúltimo en el que Cristo resucitado nos invita a recibir  de él los dones del perdón y de la vida.

En esos versos el santo obispo Melitón nos recuerda que el Cristo resucitado es nuestro Redentor y nuestro rescate. Para los creyentes de hoy resulta interpelante la llamada del Señor: “Venid todas las familias de los hombres amasadas en pecado y recibid el perdón de los pecados.
Porque yo soy vuestro perdón, yo la pascua de la salvación, yo el cordero inmolado por vosotros, yo vuestro rescate, yo vuestra vida, yo vuestra resurrección, yo vuestra luz, yo vuestra salvación, yo vuestro rey.
Yo os conduzco hasta las cumbres de los cielos. Yo os mostraré al Padre que existe desde los siglos. Yo os resucitaré por mi diestra”.

  1. Es interesante ver cómo Jesucristo Resucitado se identifica tanto con el cordero pascual como la misma fiesta de Pascua. En realidad, la fiesta no es solo un día. Tampoco es solamente un tiempo del año. La Pascua del perdón y de la salvación es el mismo Cristo.

Él se presenta a sí mismo como la vida verdadera y como el rescate para los hombres sometidos a la cautividad del pecado. Él es la luz en las tinieblas que nos ciegan y la resurrección de los muertos. Él es  nuestro rey y nuestra definitiva salvación. Él conduce a los creyentes hasta la presencia del Padre celestial

  1. Todo eso recordamos y celebramos en la fiesta de la Pascua y en el tiempo pascual que la continúa.

Parece mentira que una obra tan bella haya sido desconocida durante tantos siglos. Pero más extraño sería que nosotros hayamos olvidado ese misterio de fe y de esperanza que motiva el ejercicio del amor.