2021 enero – «Celebrar el año Santo Compostelano»

Queridos hermanos y hermanas de la Iglesia que peregrina en León:

            Os envío mi primera carta por medio de Iglesia en León en este año recién comenzado. Seguimos preocupados por la adversidad que nos rodea pero se abren horizontes de luz, no solo en el campo sanitario y social, donde tanta falta nos hace, sino también en la vivencia de la fe. Sin ir más lejos, tenemos por delante un 2021 largo para celebrar el Año Santo Compostelano, un momento especial que no disfrutábamos desde 2010 y que el Papa Francisco ha concedido prorrogar hasta 2022, dadas las actuales circunstancias de pandemia.

            He tenido la gracia de participar, representando a la Diócesis, en la apertura de la Puerta Santa en Santiago de Compostela el pasado 31 de diciembre. Una celebración en la que la Casa del Señor Santiago abría sus puertas a todos sin excepción y, tal y como afirmó el arzobispo compostelano, lo hacía siendo “un hogar para testimoniar al mundo actual la fe, la esperanza y el amor al Señor y a aquellos que Él ama con predilección” (FT 276). El gozo de abrir la Puerta Santa y de inaugurar este “tiempo santo” debe traducirse en gratitud y conversión, en dicha y santidad. Un gozo que es camino para quienes parecen tenerlo perdido en esta tierra; un camino que es oración por quienes dirigirán sus pasos, de la mano de Santigo, hacia la Puerta de la Vida, Jesucristo.

            El Camino de Santiago en León es de sobra conocido y apreciado. Con todo, este Año Santo hemos de cuidarlo aún más. Diferentes instituciones y asociaciones se preocuparán de facilitar el Camino a los peregrinos. Nuestra diócesis se afanará por acoger a todos y mostrar que dicho Camino nos conduce al Dios de Jesucristo, como ha quedado plasmado en la gran historia de fe que hay edificada o cincelada en piedras, pintada en tablas, esculpida en imágenes, labrada o tejida en objetos para el culto. Una buena muestra de esta riqueza estará expuesta en la edición de Las Edades del Hombre de 2021 en Sahagún, que será catequesis de arte y albergue de encuentro con Jesucristo para cuantos se encaminen a Compostela, logrando así el jubileo y el ansiado abrazo del Apóstol.

            La oportunidad para quienes vivimos la fe en León será única: en medio de un mundo herido de tantas formas, podremos convertirnos en imagen viva de Jesús Samaritano que da posada al peregrino, alivio al cansado, pan al hambriento, salud al enfermo, consuelo al decaído, compañía a todos. Con Cristo y como Cristo, podremos acompañar la búsqueda de fe y sentido de muchos peregrinos, el deseo de reconstruir su historia personal, la necesidad de escuchar llamadas que urgen respuestas. Acompañar despierta la esperanza y descubre la alegría que brota de las fuentes de la fraternidad y la misericordia, lugares de encuentro privilegiado con Dios y con los demás.

            Para poder acoger y acompañar, hemos primero de salir, como señala el lema de este Año Santo. Salir de nuestra tierra para hacer Camino y caminar con otros. La Iglesia particular legionense ha dado muestras de grandeza y vanguardia misionera incluso lejos de estas tierras; dejemos atrás miedos y perezas, ofreciendo nuestra generosidad. El Camino de este Año Santo Compostelano nos deparará hermosos frutos de vida en Cristo, pues partimos de una realidad de muerte, carencias y dolores acumulados que claman con ímpetu por un mañana de auténtico jubileo. Estamos ya en Camino con la libertad del peregrino, dispuesto siempre a explorar una nueva vereda; y también al servicio del anfitrión, que abre su puerta a todo el que llama. Vereda y puerta que son una y la misma: Jesucristo, que camina con todos al aire del Espírtu y nos espera en el hogar del Padre misericordioso.

            Pongamos en las manos maternales de la Virgen del Camino este Año Santo Compostelano: que sea un tiempo de santidad y de gracia, y nos alcance el júbilo de la esperanza cristiana.

            Con una bendición de corazón.

✠ Luis Ángel de las Heras, cmf 
Obispo de León