D. Florentino Alonso Alonso – Diario de León (13/01/2024)
Las lecturas de este domingo podrían resumirse en dos palabras: llamada y seguimiento. Dios llama al joven Samuel (1Sam 3,3b-10.19) y Jesús a sus primeros discípulos (Jn 1,35-42). Aparece también, en ambos casos, un personaje que indica la identidad del que llama: Elí sabe que se trata de Dios y Juan Bautista muestra quién es Jesús. El salmo (39,2.4.7-10) y Pablo (1Cor 6,13-15.17-20) dan pistas de por dónde ha de ir la respuesta a esa llamada: el ofrecimiento de la propia vida. Samuel aún no conocía al Señor porque nadie le había hablado de él; fue Elí quien le ayudó a distinguir su voz y a responder a su llamada. Juan Bautista presenta a Jesús como el «Cordero de Dios» que ha venido a quitar el pecado del mundo. Dos de sus discípulos que oyen esto siguen a Jesús «y se quedaron con él aquel día». En ambos casos se trata de personas con experiencia de Dios que iluminan al que busca para que acierte en el encuentro. Tanto Elí como el Bautista fueron instrumentos en las manos de Dios para hacer que otros escuchasen su llamada. De ahí la importancia de que seamos buenos discípulos de Jesús, fieles cumplidores de su Palabra, para que a través de nosotros llegue a otros la llamada de Dios. Cuando nos quejamos de que muchos no van a la iglesia o de que no se vive el Evangelio, debemos revisar nuestra vida cristiana y el testimonio que damos: si sabemos ser buenos instrumentos en manos de Dios para que otras personas lo escuchen y, a través de nosotros, sigan su llamada. Hoy el Señor te dice: enseña a otros a escuchar mi voz; que oigan de tus labios el relato de tu vocación, la historia de cómo, cuándo y dónde salí a tu encuentro. ¿Has contado tu conversión como tu gran aventura? También Simón, sorprendido por el entusiasmo de su hermano Andrés: «Hemos encontrado al Mesías», se deja llevar ante Jesús. De testimonio en testimonio, de relato en relato, el encuentro con Jesús se va produciendo. Y así, bajo su mirada atenta y penetrante, va germinando la comunidad, se va construyendo la Iglesia. También hoy me acerco a Jesús, le manifiesto mi deseo de estar con él y entro en su casa. Cuando salga fuera, ¿contaré a otros mi experiencia?