Liturgia Dominical – «SI VIVIMOS, PARA EL SEÑOR VIVIMOS»

Mons. José Manuel del Río Carrasco  – (Diario de León, 22/03/2025)

Pilato debía ser un hombre frío, duro, resuelto. Aquella vez había reaccionado con violencia; lo cual no es buena política. Los políticos se deben mantener siempre en la serenidad para pensar. Han de cuidar de no dejarse llevar por los instintos. Vinieron contándoselo al Señor: Pilato había mandado actuar a la cohorte. En aquella violenta represión habían muerto unos galileos. ¡Una salvajada! Reacción de Jesús: “¿Pensáis vosotros que esos galileos eran más pecadores que los demás galileos, porque acabaron así…? Si no os convertís todos pereceréis lo mismo”.

Convendrá recordar esta reacción de Jesús ante una política violenta, que pisoteaba abiertamente los derechos humanos. Una actuación tan cruel e injusta, que llegaba con facilidad hasta el crimen. Jesús, teniendo siempre en cuenta a quienes tenía delante, dio su respuesta: “Convertíos. Si no hacéis penitencia, todos pereceréis”. Jesús no se dejó llevar por presión alguna. A él no le interesaba la política. No estuvo jamás en la oposición; nunca. Él había venido a iluminar a los hombres, señalándoles el camino de Dios. Era su misión. Y aprovechaba para ello todas las circunstancias. Ante las calamidades, las desgracias, las injusticias de este mundo, señalaba a sus oyentes la raíz última de todos los males que los hombres padecían. Orientaba los corazones hacia la propia conciencia, señalaba el camino del cielo.

San Pablo tuvo que resolver el problema de la conducta a seguir con “los débiles en la fe”, cristianos recién convertidos. El Apóstol dio a sus fieles la norma oportuna: “Aténgase cada cual a su conciencia…. Porque ninguno de nosotros vive para sí mismo … Si vivimos, para el Señor vivimos; y si morimos, para el Señor morimos. Así que, ya vivamos, ya muramos del Señor somos” He aquí un buen criterio: Frutos buenos, los que son para el Señor Vivamos siempre en el amor del Señor.