Liturgia Dominical – SETENTA VECES SIETE

Jesús Miguel Martín Ortega – (Diario de León, 19-IX-2023)

Estamos acostumbrados a cuantificarlo todo; con ello, ejercemos un cierto control sobre las cosas. Contar, poner límite, nos ayuda a hacernos cargo de la realidad. Es verdad que, por extensión, llevamos esta costumbre a determinados ámbitos en los que resulta imposible. ¿Cómo medir la alegría de una persona? ¿Cómo cuantificar el amor? ¿Cómo poner límite a la compasión y al perdón?

Estas cuestiones están latentes en el texto evangélico que se proclamará este domingo. La pregunta del apóstol Pedro al Maestro refleja muy bien nuestra costumbre de contar y poner límites: Si mi hermano me ofende ¿cuántas veces le tengo que perdonar? En aquella sociedad judía aún seguía muy arraigado el deseo de venganza. Recordemos que la ley del talión (ojo por ojo) evitaba una espiral de venganza creciente y sin término. En ese contexto, Jesús de Nazaret anunciaba el amor y la misericordia, la compasión y el perdón. Si en otro tiempo se había puesto límite a la venganza, parecía justo poner ahora límite al perdón. Pedro se adelanta a la respuesta del Maestro aportando su propia respuesta: ¿Hasta siete veces?

La sugerencia del apóstol es generosa en aquella sociedad justiciera. Va más allá incluso de lo que se practicaba entre los rabinos y los grupos esenios que hablan como máximo de perdonar hasta cuatro veces. Pedro se mueve en el plano de la casuística judía donde se percibe el perdón como un arreglo amistoso y reglamentado para garantizar el funcionamiento ordenado de la convivencia entre quienes pertenecen al mismo grupo. La respuesta de Jesús exige ponerse en otro registro. El perdón no tiene límites: No te digo hasta siete veces sino hasta setenta veces siete. Más allá de la cábala, afirma que quien se mueve por la compasión perdona de corazón y sin límites.

Los que creemos en las palabras de Jesús sabemos que no podemos pedir perdón a Dios si no estamos dispuestos a perdonar. El perdón y la compasión son la ecología del espíritu.