Liturgia Dominical – «SE HA CUMPLIDO EL PLAZO»

D. Jesús Miguel Martín Ortega – Diario de León (20/01/2024)

El ser humano es un ser inacabado. Con ello queremos decir que su vida consiste precisamente en esa tarea de hacerse, de realizarse. Para ayudarse en esta empresa, se da a sí mismo unas plazos, unos tiempos donde verifica su evolución, sus logros y sus fracasos, ampliando en cada plazo el horizonte de sus expectativas.

Es verdad que nuestra cultura bebe del mundo griego, y por ello considera el tiempo con aquellas cualidades del dios Kronos, que devoraba a los humanos. Menos patética y más positiva es la idea de tiempo que nos viene de la sabiduría judeo-cristiana, que llamará kairós; tiempo de gracia y oportunidades; lejos de acabar con nosotros, nos ayuda a crecer, a alcanzar el ideal de nuestra perfección.

Esta obra, la más importante que el ser humano tiene, su propia realización necesita del tiempo, pero de un tiempo acotado, limitado. No estamos eternamente realizándonos sino que contamos con el tiempo de nuestra vida para resolver la tarea más sublime y admirable. No existen otras opciones, no hay otras oportunidades, otras vidas, como prometen las religiones reencarnacionistas.

Cuando Jesús comienza su predicación en Galilea, el evangelista Marcos recoge la síntesis de su anuncio: “Se ha cumplido el plazo y está cerca el reino de Dios. Convertíos y creed en el Evangelio” (Mc 1, 15). Si el tiempo está cumplido, el tiempo de las promesas ha terminado, por tanto, la urgencia de la propuesta es máxima. No caben más aplazamientos. No se puede seguir dando largas. Urge tomar una decisión respecto al cambio en nosotros que requiere el creer en la Buena Noticia.

Hoy en día nos movemos por otro tipo de urgencias, todas más inmediatas y perentorias. Sin embargo, entre tantas cosas accidentales no podemos perder de vista lo esencial, lo que vale de veras. La Palabra de Dios nos ayuda a elevar nuestra mirada a un horizonte más amplio. Una mirada miope no sirve para alcanzar el sentido de la propia vida. Piensa en grande.