Liturgia Dominical – SE ACERCA VUESTRA LIBERACIÓN

D. Jesús Miguel Martín Ortega – (Diario de León, 30/11/2024)

El azote de las fuerzas naturales agravado, en muchos casos, bien por la negligencia bien por la injusticia humana, ha dejado al descubierto nuestra radical indigencia y vulnerabilidad. Esta percepción de fragilidad se acrecienta en sociedades débiles más ocupadas en los macro indicadores que en la defensa de las personas.

El evangelio que se proclamará el próximo domingo, primero de Adviento, nos ofrece la posibilidad de revisar nuestra actitud ante los alarmantes signos de destrucción que actualmente se multiplican en nuestro mundo: desde las amenazas climáticas y ecológicas, hasta las alarmas sanitarias con las diversas pandemias y epidemias que siguen castigando a la humanidad, como las amenazas bélicas, con numerosos conflictos que generan violencia, destrucción y muerte, en una espiral de crueldad e inhumanidad que parece no tener fin.

Ante estas señales de destrucción, muchas personas sienten miedo y desolación de una más que posible aniquilación. Un día “el sol, la luna y las estrellas se tambalearán”; es decir, todo aquello en que creíamos poder confiar para siempre, se hundirá; lo que considerábamos firme y seguro, desaparecerá y “en la tierra habrá angustia de las gentes”.

Pero Jesús nos invita a tomar una actitud distinta: no de angustia sino de esperanza: Cuando todo esto suceda, alzad la cabeza, se acerca vuestra liberación. Efectivamente, esa es la actitud del creyente que hace de su vida una expresión de su confianza en Dios. Todo cuanto sucede puede interpretarse desde la angustia ante la destrucción. El tiempo de Adviento, sin embargo, es una llamada a la esperanza, como punto de partida para vivir una vida verdadera-mente humana. Sin esperanza, lo hemos perdido todo.

Desde la amistad social los cristianos queremos compartir la esperanza que nace al poner nuestra confianza en Dios, el Señor de la Historia, quien nos revela que en él se acerca nuestra liberación. Y sabemos que esta esperanza no defrauda.