La Procesión del Perdón lleva a toda la Diócesis el mensaje de que “el perdón cura, regenera y da vida”

  • El obispo Luis Ángel recibe a un grupo de internos del centro penitenciario de Mansilla, acompañados en el programa de permisos que gestiona Cáritas, con tres mujeres que por primera participan en la puja del paso de la Madre de la Paz y una interna que consigue la libertad provisional

En el pórtico de la Catedral, junto al simbólico ‘locus apellationis’, el obispo de León, el padre Luis Ángel de las Heras, aseguraba anoche que “este acto del perdón y quien recibe hoy la libertad condicional nos recuerda que el perdón cura, el perdón regenera y el perdón alcanza, y reconocemos junto al locus apellationis esta columna de humanidad, de justicia y de fe que hace más grandes a los hombres y mujeres del pueblo de León, y lo hacemos ante el Cristo del Perdón, que nos hace más grandes a todos cuando le contemplamos”.

‘PEDIR EL PERDÓN, RECIBIR EL PERDÓN’

Un mensaje del obispo Luis Ángel en ese acto central de la Procesión del Perdón en el que recordó que “Jesucristo nos muestra así, arrodillado, el significado del amor misericordioso del que también somos capaces, si nos lo proponemos, los seres humanos; y para los cristianos el perdón es un imperativo del que no podemos prescindir, aunque sea difícil perdonar, puesto que cada uno de nosotros ha pedido o ha recibido el perdón muchas veces”.

Y con esa apelación del prelado legionense a “esa preciada joya que es el perdón y que Dios nos regala poniéndola en nuestra frágiles manos para alcanzar la serenidad del corazón” se concretaba ese acto del perdón que en el marco de la procesión del Martes Santo hacía posible que una mujer interna en el centro Penitenciario de Mansilla lograra la libertad provisional gracias a los oficios de la Cofradía del Santo Cristo del Perdón, que se sumaba al cortejo procesional bajo la túnica y el capillo tras ser acompañada desde el edificio del Seminario hasta la Catedral por el subdelegado del Gobierno, Faustino Sánchez, y que se integraba en el recorrido procesional por la capital leonesa hasta alcanzar la sede cofrade en la Parroquia de San Francisco de la Vega, en el barrio ferroviario.

ENCUENTRO CON EL OBISPO

Una procesión que ya por la mañana había tenido un acto preparatorio con la recepción que ofrecía el obispo Luis Ángel en el Palacio Episcopal al grupo de catorce internos e internas del Centro Penitenciario de Mansilla de las Mulas y del Centro de Inserción Social-CIS ‘Jesús Haddad’. “Es una alegría recibir a estos hermanos y hermanas y celebrar este día lo que significa el Cristo del Perdón, esa libertad condicional que se ha solicitado, y en nombre de la misericordia también nosotros procurar ayudar a alguien a que pueda volver a vivir integrado en la sociedad”, aseguró el obispo Luis Ángel quien remarcó “este mensaje de fraternidad y de que esta puja de hoy merece mucho la pena, tiene algo especial, y es una apuesta por la persona y por la vida digna que queremos para todas las personas”.

Estas catorce personas que han participado en la Procesión del Perdón son atendidas dentro del Programa de Tutela Externa de Permisos y Salidas Penitenciarias que gestiona Cáritas Diocesana de León desde el año 2003 en colaboración con el Centro Penitenciario de Villahierro, en Mansilla de las Mulas, orientado a ofrecer a los internos e internas que cumplen con los requisitos marcados por la Ley y que por carecer de arraigo social y familiar o vinculación geográfica cercana la posibilidad de disfrutar permisos ordinarios en una ‘Casa de Acogida’ con el fin de “acoger y acompañar los procesos de las personas internas, así como de sus familias, con el objeto de favorecer su inserción social”.

‘PROGRAMA DE MEDIO PENITENCIARIO’

Dentro de este ‘Programa de Medio Penitenciario’ Cáritas Diocesana de León se encarga de la gestión de permisos ordinarios de seis días fraccionados en dos semanas que se desarrollan en esa ‘Casa de Acogida’ de esta institución diocesana, con la supervisión de un técnico y el acompañamiento de 32 personas voluntarias, y en el que participan internos residentes en el Centro Penitenciario de Villahierro (Mansilla de las Mulas) calificados en segundo grado penitenciario.

También Cáritas Diocesana de León lleva adelante un programa de salidas penitenciarias de duración determinada en el que participan internos en régimen de semilibertad, calificados en tercer grado penitenciario, y que residen en el ‘Centro de Inserción Social-CIS Jesús Haddad’ con una labor continuada desde el año 2003 “en el medio penitenciario para acoger, ayudar y acompañar el proceso de las personas privadas de libertad y de sus familias”. Y de manera directa, toda esta actividad de Cáritas Diocesana en la gestión de permisos, se completa con la atención personal en el propio Centro Penitenciario de Villahierro y la realización de talleres de Preparación de Primeros Permisos, así como Talleres de Hábitos Saludables e Higiene, gestión de la paquetería entre personas internas que no comunican con sus familias y orientación laboral. Debido a la pandemia, este Programa Penitenciario permaneció suspendido durante cinco meses en el año 2020, un tiempo en los que los voluntarios tomaron la iniciativa de intercambiar cartas con las personas internas para “llevar así apoyo, aliento y acompañamiento en unos momentos de tanto aislamiento”.

A lo largo del año 2021, toda esta actividad del denominado Programa Penitenciario de Cáritas Diocesana de León se concretó en 2.284 intervenciones que permitieron atender a 220 personas y gestionar el disfrute de 90 permisos por parte de 38 personas, 33 hombres y 5 mujeres.

Además, la Diócesis de León desarrolla un trabajo específico en el Centro Penitenciario de Mansilla de las Mulas a través del Área de Pastoral Penitenciaria de de la Delegación de Misión Samaritana, con presencia directa de dos capellanes y un grupo de veinte personas voluntarias que día a día acercan el mensaje evangélico a la población reclusa de Villahierro, con celebraciones eucarísticas ordinarias los sábados y con la promoción de un Grupo de Lectura Creyente que acerca el Evangelio a los internos que lo desean desde la “clave de trabajar para impulsar la participación en la vida social y ciudadana a través de actividades comunitarias de tipo cultural, religioso, que resultan reparadoras y en beneficio de la sociedad”.