- Se ha programado un acto público este próximo sábado día 25 a las 18 h. en la Plaza de la Catedral al que seguirá un encuentro en el Colegio Ntra. Sra. del Carmen ‘Picnic por la vida’ con presencia del COF y Red Madre
La Diócesis de León se sumará este próximo sábado día 25, en la solemnidad de la Anunciación del Señor, a la celebración de la Jornada por la Vida 2023 con un acto público a las 18 horas en la Plaza de la Catedral bajo el lema ‘Contigo por la vida, siempre’ en el que todos los participantes podrán aportar su iniciativa en un gesto comunitario sobre una mesa compartida escribiendo “un momento-lugar-canción-frase-pensamiento-deseo que les dé vida” y en el que se leerá el manifiesto de esta Jornada por la Vida 2023. Tras este acto público en la Plaza de la Catedral se ha organizado un encuentro ‘Picnic por la vida. Comparte la vida’ a las 18:30 horas en el salón de actos del Colegio Ntra. Sra. del Carmen con presencia de personas voluntarias de la Asociación Red Madre y de personas colaboradoras del Centro de Orientación Familiar-COF diocesano que ofrecerán testimonios de su labor junto “a vidas que deben ser acompañadas”.
CUIDADOS Y VIDAS VULNERABLES
El objetivo de esta jornada, que en la diócesis se celebra por decimotercer año consecutivo tras la interrupción que supuso la pandemia en 2020, como explican los obispos de la Subcomisión Episcopal para la Familia y la Defensa de la Vida es reiterar la invitación a “acompañar la vida humana, la vida de cada persona, en todas las fases de su existencia, desde su concepción hasta su muerte natural, aumentando los cuidados cuando la vida es más vulnerable”.
Y entre esas vidas “que deben ser acompañadas” señalan “el inicio de la vida” de manera que los obispos afirman que “plantear que eliminar una vida humana pueda ser solución para algún problema es una grave equivocación, como ocurre en el caso de un embrión o un feto en el seno de su madre”. Por eso, “las leyes que promueven y amplían el supuesto «derecho al aborto» son absolutamente injustas porque “legalizan la muerte de personas inocentes e indefensas”. Los prelados reclaman “una serena reflexión” que “vaya a las raíces del problema y busque alternativas reales para que las madres que afrontan, muchas veces en soledad, un embarazo no deseado no tengan que recurrir al aborto”.
También piden acompañamiento para los refugiados e inmigrantes “que llegan a nuestras fronteras, la mayoría de las veces en condiciones tan trágicas”. Recuerdan las palabras del papa Francisco en la encíclica ‘Fratelli tutti’: “Nunca se dirá que no son humanos, pero, en la práctica, con las decisiones y el modo de tratarlos, se expresa que se los considera menos valiosos, menos importantes, menos humanos. Es inaceptable que los cristianos compartan esta mentalidad y estas actitudes, haciendo prevalecer, a veces, ciertas preferencias políticas por encima de hondas convicciones de la propia fe: la inalienable dignidad de cada persona humana más allá de su origen, color o religión, y la ley suprema del amor fraterno”.
ENFERMEDAD MENTAL
Otro punto de referencia en este mensaje de los obispos es la realidad de la enfermedad mental pues ante el “alarmante” aumento de suicidios, especialmente entre los más jóvenes, éste es “un tema que merece ser considerado con hondura”. Los obispos ofrecen la colaboración de la Iglesia para afrontar el tema y manifiestan su deseo de “estar cerca de los familiares y amigos de las personas que se han suicidado, acogiendo y acompañando con respeto su dolor”.
En la ancianidad porque “en una sociedad del descarte y la desvinculación, los mayores siempre tienen mucho que perder” y es necesario “un planteamiento en el que las personas mayores sean protagonistas” y “crear cauces para escuchar su voz y para darles espacio en la vida de la Iglesia y de la sociedad”.
Y al final de la vida, cuando la vida humana “en muchas ocasiones vuelve a ser frágil” y “la gran tentación consiste en buscar falsas vías, que pretenden eliminar el sufrimiento, cuando lo que están haciendo es acabar con la vida de la persona”. Por eso, una vez más, “manifestamos nuestro rechazo a la ley que regula la eutanasia y pedimos la aprobación de una ley integral de cuidados paliativos, dotada de los recursos necesarios, para acompañar de manera verdaderamente humana a las personas en la fase final de su vida”.
Los obispos continúan su mensaje aportando algunas propuestas de acción y en primer lugar, “conscientes de la magnitud del desafío, debemos promover la oración por la defensa de la vida humana”. En segundo lugar, proponen el testimonio personal. Cada fiel cristiano está llamado a dar “testimonio del amor verdadero con palabras y con obras”. Y en tercer lugar, exhortan a los laicos a comprometerse y acompañar a las personas que deben ser, especialmente, acompañadas.