La Diócesis organiza un ‘acto de calle’ que anticipa la VIII Jornada Mundial de los Pobres para concienciar ante esta realidad con el lema ‘La oración del pobre sube hasta Dios’

  • Con esta actividad se anticipaba ayer la celebración de esta convocatoria en todas las parroquias este próximo domingo en el que el obispo Luis Ángel pide “escuchar la oración de los pobres y no ser indiferentes”

Con un ‘acto de calle’ promovido por la Delegación de Misión Samaritana anoche en el atrio de la Basílica San Isidoro, la Iglesia de León se prepara para sumarse este próximo domingo día 17 a la celebración de la VIII Jornada Mundial de los Pobres convocada en toda la Iglesia universal por el Papa Francisco desde el lema ‘La oración del pobre sube hasta Dios’, con oración especial en todas las parroquias de León.

CARTA PASTORAL

Y con este motivo, el obispo Luis Ángel ha hecho pública una carta pastoral que titula con ese lema, ‘La oración del pobre sube hasta Dios’, en la que asegura que “las guerras, la violencia, la injusticia y la opresión engendran cada día hombres y mujeres doblemente pobres, víctimas inocentes” y plantea que ante esta VIII Jornada Mundial de los Pobres “no podemos dejarnos llevar del miedo, ni de la indiferencia que nos conduce a acostumbrarnos a ver al pobre sin ver a la persona humana, al hijo o hija de Dios”. Por eso el pastor diocesano invita a escuchar “la oración de los pobres, como estamos escuchando estos días la oración de las víctimas de la DANA, para tomar conciencia de que están con nosotros y nos necesitamos todos” y a orar también “por quienes se entregan por vocación y misión a la causa de los necesitados: laicos, sacerdotes, personas consagradas que con sus obras y muy pocas palabras son respuesta de Dios a la oración de los pobres que se dirigen a él”.

CONCIENCIAR A LAS COMUNIDADES CRISTIANAS Y A LA SOCIEDAD

La Delegación de Misión Samaritana, que se ha encargado de distribuir los materiales ofrecidos por la Conferencia Episcopal Española (CEE) y Cáritas para esta Jornada Mundial de los Pobres, insiste en la importancia de concienciar tanto a las comunidades cristianas, como a toda la sociedad, sobre la “importancia de trabajar unidos para romper ese ‘círculo de la pobreza’ que se ha venido estrechando estos últimos años sobre muchas familias por la subida continuada del coste de la vida, tal y como se constata en la Memoria de actividades de Cáritas Diocesana, que en el último año ha pasado de 4.384 personas atendidas a 5.263, y de 43.024 a 60.630 intervenciones realizadas para llegar a 7.565 personas beneficiadas”. Atención social, vivienda, alimentación y documentación siguen siendo los tipos de intervención por hogares más demandados y reflejan desde León un termómetro social que Cáritas Española y la Fundación Foessa ha podido constatar en una realidad en la que tres millones de hogares españoles viven por debajo del umbral de pobreza severa, con la vivienda y todos los gastos asociados a ese factor residencial como elemento principal de este problema social y como elemento que más desajustes genera en el gasto de las familias.

En su mensaje para esta VIII Jornada Mundial de los Pobres el Papa Francisco reitera que los pobres tienen un lugar privilegiado en el corazón de Dios, que está atento y cercano a cada uno de ellos. Y en esa línea todas las comunidades parroquiales y la Diócesis de León están llamadas a centrar sus actividades pastorales en la atención a las necesidades de los pobres de barrios y pequeños pueblos mediante signos concretos, de manera que la oración debe encontrar la verificación de su autenticidad en la caridad concreta. En efecto, la oración remite a las obras y las obras remiten a la oración: “si la oración no se traduce en un actuar concreto es vana (…) Sin embargo, la caridad sin oración corre el riesgo de convertirse en filantropía que pronto se agota”. Este es el legado que nos han dejado tantos santos a lo largo de la historia, como una invitación que el Papa Francisco hace extensiva a todos para lograr el objetivo de una atención espiritual más seria hacia los pobres, que tienen necesidad de Dios y de alguien que sea signo concreto de su escucha y cercanía.