«IR E INVITAR»

Queridos hermanos y hermanas:

Como en otras ocasiones, el papa Francisco nos exhorta a conjugar en la vida verbos que expresen la acción que Dios nos inspira. Este año la Jornada Mundial de las Misiones (Domund) tiene como lema «Id e invitad a todos al banquete» (cf. Mt 22,9), por lo que estamos llamados a vivir los verbos «ir e invitar» en León y en otros lugares del mundo.

El Papa ha elegido para esta Jornada la parábola del banquete nupcial. Una vez que los invitados al convite declinan asistir, el rey manda a sus siervos que salgan a los cruces de los caminos y lleven al banquete a quienes encuentren. Se ponen en marcha dos encomiendas con los verbos «ir e invitar». El Santo Padre contextualiza su mensaje en la fase final del camino sinodal, que debe impulsar a la Iglesia al compromiso prioritario de la evangelización en esta hora.

Dejemos que el Señor nos enseñe a realizar la misión «yendo e invitando» a su banquete a los hombres y mujeres de nuestro tiempo. Respecto del verbo «ir», ya conocemos que conlleva un constante movimiento que ha de realizarse siempre por el mundo entero (cf. Mc 16,15). Pero también hemos de tener en cuenta, como afirma el Papa, que, a imitación de Jesucristo, la misión impulsa a «ir» hacia las ovejas perdidas, heridas, lejanas… Nos aguardan muchas personas en las fronteras y periferias existenciales, geográficas, sociales, culturales…

Además, el Domund 2024 llama nuestra atención para que nadie se detenga, para que ningún bautizado deje de sentirse discípulo misionero de Jesús, enviado por el Señor. No hay razón, dificultad, ni cansancio que pueda paralizar la misión ni a los misioneros. En León y en los confines del mundo están los «cruces de los caminos» a los que estamos llamados a «ir e invitar» sin temor, con urgencia, con respeto y amabilidad, sin ser invasivos ni proselitistas, anunciando la belleza del amor y la misericordia de Dios que resplandecen en el rostro de Cristo.

Por tanto, los discípulos misioneros de Jesús debemos «ir e invitar» al estilo de Aquel a quien se anuncia, como dice el Papa en su mensaje, «con gozo, magnanimidad y benevolencia, fruto del Espíritu Santo en ellos (cf. Ga 5, 22); sin forzamiento, coacción o proselitismo; siempre con cercanía, compasión y ternura, aspectos que reflejan el modo de ser y de actuar de Dios» (Papa Francisco, Mensaje para el Domund 2024).

Con dicho estilo, hemos de convocar al banquete del Reino de Dios al tiempo que tratamos de anticiparlo en esta vida. El Señor nos envía para que invitemos a compartir una mesa de manjares de gozo, justicia, amor, fraternidad… Banquete de plenitud en la eternidad que degustamos ya ahora.

Finalmente, el Santo Padre recuerda en su mensaje que los destinatarios de la invitación son «todos», como en la parábola, sin excluir a nadie. Facilitemos que el Señor Jesús atraiga a todos hacia sí, de modo que quienes acepten la invitación puedan revestirse con el traje de fiesta. Hagamos de la misión del anuncio de Jesús la prioridad que devuelve la alegría y la paz a la humanidad.

Con mi afecto y bendición.

✠ Luis Ángel de las Heras, CMF
Obispo de León