«Iglesia en León, casa del pan»

Queridos hermanos y hermanas:

Deseo felicitaros esta Navidad por vivir y caminar en la diócesis «como granos que hacen el mismo pan». Con esta consigna buscamos cómo ser una «Iglesia sinodal misionera» y lo hacemos dispuestos a renovar nuestra fe en Jesucristo, Spes non confundit (Rm 5,5), durante el Jubileo Ordinario de 2025 como «peregrinos de la esperanza».

San Elredo de Rieval, monje cisterciense del siglo XII, en un sermón de Navidad (Sermón 1 de la Natividad del Señor, PL 195, 226-227) nos regala la hermosa y feliz visión de Belén como «casa del pan, la santa Iglesia». Con los ojos presurosos del amor, os invito a ir a la ciudad de David, más veloces aún que los pastores cuando reciben la buena noticia del nacimiento del Salvador.

Correr hacia Belén nos dispone, todavía en el Tiempo de Adviento, para llegar a celebrar ardientemente la Navidad y hacer que nuestro corazón sea parte de ese pan entregado a la humanidad que es el Niño de Belén. Al mismo tiempo, con el Príncipe de la paz, oramos y nos comprometemos para cambiar en gozo cualquier llanto de nuestro mundo, especialmente allí donde necesitamos iluminar la oscuridad de la guerra y la violencia con la luz de la paz duradera que trae Jesús.

Corremos hacia Belén siguiendo nuestro deseo de encontrar a un niño envuelto en pañales y acostado en un pesebre (cf. Lc 2,12). Dice Elredo en dicho sermón que amemos, libres de temores, al Señor «chiquitín», «envuelto en pañales» y «acostado en un pesebre». Con los ojos de la fe, capaces de descubrir a Dios en la fragilidad, se hace fácil amarle como anuncia el ángel a los pastores, envuelto de la claridad de la gloria divina que alcanza la humanidad y la salva.

Llegar a Belén es encontrar la «casa del pan», que, con palabras prestadas de Elredo, «es la santa Iglesia, en la cual se distribuye el cuerpo de Cristo, a saber, el pan verdadero». Seamos verdaderos granos que hacen el mismo pan habitando, restaurando y haciendo crecer jubilosos la «casa del pan» para que muchos puedan acudir a ella y saciar en Cristo su hambre de eternidad. Lleguemos a Belén esta Navidad con el aliento esperanzado de hacer de nuestra diócesis, Iglesia en León, «casa del pan» cada día más.

Felicitemos la Navidad abriendo las puertas a cuantos quieran acoger la claridad del nacimiento del Salvador. Felicitemos la Navidad preparando el banquete del mejor pan, ofrecido en el pesebre de Belén, altar de la Iglesia, donde se muele, amasa, reposa, fermenta y hornea el alimento de la humanidad y la belleza de la unidad.

¡Feliz Navidad! Que «Iglesia en León» sea, hoy y siempre, «casa del pan», como lo fue de una vez para siempre la humilde y esperanzadora cueva de Belén de Judá.

Con mi afecto y bendición.

✠ Luis Ángel de las Heras, CMF
Obispo de León