Pregón pascual en el Encuentro de Cristo Resucitado con la Virgen de la Alegría
(Hermandad de Jesús Divino Obrero)
Plaza de Regla
Excelentísimas e ilustrísimas autoridades de León.
Abadesa-Presidente, Junta de Gobierno, hermanos y hermanas de la Real Hermandad de Jesús Divino Obrero.
Abades, abadesas, representantes de las Cofradías y Hermandades de nuestra Semana Santa leonesa.
Papones, paponas, hermanos y hermanas en Cristo, el hombre nuevo:
¡Bella mañana de Resurrección! La luz del Señor Resucitado inunda cada corazón que palpita junto a los ríos de la alegría en estas tierras leonesas, donde se asienta firme la Iglesia y celebra la Pascua en esta mañana de gracia a los pies de la catedral que encierra más fe que luz, más luz que cristal y más cristal que piedra.
Luce hoy el sol de la vida para dar paso al encuentro entre la Madre y el Hijo. Ella, tras el dolor inenarrable de la pérdida, es Virgen de la Alegría que ve el fruto de su esperanza en el nuevo rostro de Cristo, el hombre nuevo.
Ahora estás y te quedas ya en León para siempre, Señor Resucitado. Acompañando cada corazón que comenzó a latir en estas tierras o que continuó latiendo cuando llegó a este lugar de Dios, hogar de hombre, en medio del camino de la vida. No te decimos que te quedes, buen Jesús. Estás en León para siempre y acompañas nuestras soledades, nuestras pérdidas, nuestras batallas, como también nuestras compañías, nuestros pasos y nuestras victorias. Todo lo haces tuyo, Señor Jesús; todo lo tuyo lo hacemos nuestro para vivir en tu mañana de luz recién amanecida.
Señor Resucitado, hablamos contigo mejor ahora que eres hombre nuevo. Tú comprendes que este mundo dolorido gime por la vida. Tú nos la ofreces gratuita y desmedidamente en la Resurrección, sin tener que esperar pasiva y angustiosamente a que llegue un mañana mejor, pues gozamos ya de sus primicias. Tú eres amigo de la vida y la pones de lleno a nuestro alcance. Ayúdanos a amar, defender y cuidar siempre la vida humana con dignidad desde el primero hasta el último e inevitable aliento.
Cristo Resucitado, nos parece mentira encontrarte vivo la mañana de Pascua después de haber recorrido tus pasos ensangrentados hasta el calvario y el sepulcro nuevo, bien cerrado, con una losa sobre la fe, el amor y la esperanza.
Pero nos abrimos, Señor. Nos abrimos al riesgo más grande de la fe, del amor y de la esperanza para encontrarte a ti y ampliar encuentros y reencuentros que construyen tu Reino ya aquí, aunque todavía a la espera.
Buen Jesús, muerto y resucitado, esta mañana que amanece radiante es ocasión privilegiada para admirar el misterio de la vida que nos ofreces y que, afortunadamente, nunca aparece desvelado del todo. No nos lo expliques ahora, Señor, porque nos perderíamos la aventura de creer. Déjanos en medio de dudas y de certezas, un tanto a la deriva. Tu madre, que nos has dado por madre nuestra, nos guiará a ti, puerto seguro de nueva primavera.
Que nos guíen los faros de la fe, la esperanza y la caridad para llegar a ti. Comprenderemos todo cuando traspasemos el umbral de la muerte que nos inquieta y que, sin embargo, estamos descubriendo en ti, Señor Resucitado, con más vida de la que podamos imaginar nunca en esta tierra.
Cristo Crucificado, Señor Resucitado, bendice con vida nueva y alegre esperanza esta Semana Santa leonesa que hoy celebra la Resurrección, la vida nueva.
Que las palomas anuncien al orbe entero la buena noticia.
¡Arriba los capillos!
¡Cambiad el vestido de luto por uno de fiesta!
¡Aleluya! ¡Cristo ha resucitado! ¡Verdaderamente, Cristo ha resucitado!
León, 9 de abril de 2023
✠ Luis Ángel de las Heras Berzal, CMF
Obispo de León