Queridos hermanos y hermanas:
El pasado 26 de noviembre tuvo lugar la inauguración del Museo Diocesano y de Semana Santa de León. Un proyecto que nos llena de satisfacción y alegría y que, tras sortear algunas dificultades, ya es una realidad viva que, como dije en el acto inaugural, puede entenderse hoy con dos binomios que percibo con una gran fuerza en la hondura de este proyecto museístico: cooperación y esperanza, fe y vida.
Creo que este museo consigue que crezcan en mutua relación cooperación y esperanza. Reunir las aportaciones de instituciones públicas —Junta de Castilla y León, Ayuntamiento y Diputación—, de las cofradías y hermandades, de personas individuales y de la diócesis, constituye una cooperación que da esperanza. Un binomio que se ha engrandecido en estos últimos meses con el tesón y arduo trabajo del presidente y los patronos de la Fundación del museo, el equipo de museografía, los dos directores que han sido nombrados, trabajadores, colaboradores y voluntarios.
Esta cooperación que da esperanza al mismo tiempo transmite un mensaje de fortaleza y unidad, sin que se pierda la singularidad de los aportes de cada persona y de cada institución, liberándonos de particularismos interesados e infructuosos.
Fiel a la esencia de nuestra fe, este museo también expresa la comunicación cristiana de bienes entre las cofradías y hermandades y la diócesis de León al servicio del bien común. Lo cual es igualmente esperanzador y llama a nuevas colaboraciones. Queremos caminar juntos hacia el futuro con esperanza, contando con la cooperación de los más posibles para continuar esta andadura.
En cuanto al binomio fe y vida, hay que señalar que el incomparable espacio del museo guarda y ofrece tesoros de siglos de fe cristiana expresada espléndidamente en el arte sacro y de Semana Santa como parte irrenunciable de la historia de León. Una historia en la que fe y vida han estado y están unidas, aunque existencia humana y cristiana no se vivan igual ayer que hoy.
Fruto de la unidad de la fe y la vida, las salas visibilizan las creencias, las devociones, y la admiración del ser humano ante los misterios de la fe cristiana, y le transportan, a través de la belleza del arte sacro, al conocimiento de Dios, que ama a la humanidad y quiere lo mejor para cada uno de sus hijos e hijas; certeza que nos ayuda en la peregrinación por este valle de lágrimas que también es de gozos y sonrisas. «La gloria de Dios es que el hombre viva —dijo san Ireneo— y la vida del hombre, la visión de Dios».
Los diocesanos y los leoneses nos congratulamos por este acervo artístico y espiritual legionense que brilla en León. A partir de ahora, en León hay un nuevo espacio de encuentro para fraguar la amistad social, la fraternidad cristiana y adentrarse, por medio del arte, en el asombro y el conocimiento de los misterios de Dios. Un nuevo espacio museístico y expositivo que nos permite frecuentar el futuro con esperanza a quienes vivimos y creemos peregrinando en la ciudad y en la diócesis de León, y a cuantos nos visiten.
¡Que sea enhorabuena siempre en el Museo Diocesano y de Semana Santa de León!
Con mi afecto y bendición.
✠ Luis Ángel de las Heras, CMF
Obispo de León