Cada día su afán – LOS JÓVENES Y LA PAZ

D. José-Román Flecha Andrés – (Diario de León, 27/01/2024)

El día 1 de enero de 1978, el papa Pablo VI, celebraba la
XI Jornada Mundial de la Paz en la  Basílica de Santa María la Mayor, en Roma.

Según él, con frecuencia, los que llevan a cabo las acciones violentas son personas olvidadas, marginadas, despreciadas, personas que no son amadas o, al menos, no se sienten amadas. Se sienten como «hijos pródigos» en esta sociedad anónima que los ha engendrado y con frecuencia abandonado, sin valores, sin brújula sin la estrella de Navidad.

El Papa confiaba a María la causa de la paz en todo el mundo, y en particular en el Líbano, víctima de las situaciones de la región que no encontraba soluciones justas.

Invitaba a todos a aportar su contribución práctica, generosa y auténtica a la paz del mundo, eliminando del corazón toda forma de violencia, todo sentimiento de avasallamiento del hermano. Pero especialmente dirigía a los jóvenes  siete propuestas de paz:

1- “Vosotros tenéis esa extraordinaria capacidad de apertura y esa gozosa disponibilidad que por desgracia a veces los adultos han olvidado o perdido.

  1. También vosotros, jóvenes y muchachos, tenéis una palabra que decir y hacer oír a los mayores, una palabra juvenil, nueva, original.
  2. Comunicad esta palabra de paz, este «no a la violencia» con energía, con fuerza, con la fuerza de vuestro corazón puro, de vuestros ojos límpidos, de vuestra alegría de vivir, pero de vivir en un mundo en el que «se darán el abrazo la justicia y la paz» (Sal 84,11).
  3. En vuestros ideales y en vuestro comportamiento dad siempre la prioridad al amor, es decir, a la comprensión, a la benevolencia, a la solidaridad con los otros.
  4. Reforzad vuestra convicción de paz en la oración personal y comunitaria: en el diálogo y la meditación, en los sacramentos y especialmente en el sacramento de la Eucaristía, en el que el mismo Cristo os da la fe, la esperanza y, ante todo, la caridad; en fin, reforzadla en la devoción filial a la Virgen María.
  5. Si vuestra convicción es sólida y firme, en todas las manifestaciones de vuestra juventud seréis testimonios de la paz y el amor de Cristo que está en vosotros.
  6. Jóvenes y muchachos, lleváis en vosotros el porvenir del mundo y de la historia. Este mundo será mejor, más fraterno, más justo, si ya desde ahora toda vuestra vida está abierta a la gracia de Cristo, a los ideales de amor y de paz que os enseña el Evangelio”.

El papa Pablo VI ponía estos deseos e intenciones bajo la protección de María, a la que invocó con el título de “Salus populi romani”, aludiendo al icono que se venera en la Basílica de Santa María la Mayor.

Aquella sería su última Jornada de la Paz, puesto que murió el 6 de agosto del mismo año 1978. Pero aquel mensaje sigue siendo válido para hoy.