Cada día su afán – FIESTA DEL CRISTO

D. José-Román Flecha Andrés – (Diario de León, 14/09/2024)

En muchos lugares la fiesta de la Exaltación de la Santa Cruz es conocida como la “Fiesta del Cristo”. El pueblo ha descubierto que Jesucristo es inseparable de su cruz. Y ha decidido celebrar con toda solemnidad esa relación.

En este día se celebra el retorno a Jerusalén de la cruz de Jesús, rescatada por el emperador bizantino Heraclio del poder de los persas, que la habían secuestrado.

Muchas personas sin duda recuerdan estos versos de santa Teresa: “En la cruz está el Señor / de cielo y tierra / y el gozar de mucha paz / aunque haya guerra/. Todos los males destierra / en este suelo, /y ella sola es el camino / para el cielo”. Esta es la primera estrofa de unas letrillas que compuso la Santa para cantarlas en Soria el día 14 de septiembre de 1581, fiesta de la Exaltación de la Santa Cruz.

  • Hoy esta fiesta nos invita a preguntarnos qué papel juega la cruz en nuestras vidas. Ya vemos que, en este tiempo, la cruz es más discutida que nunca. En nombre de la democracia la retiran de los lugares públicos, con la excusa de no ofender a los miembros de otras religiones que viven entre nosotros. Molesta el Mensajero y molesta su mensaje.
  • Nos admira la presencia de las cruces en los campos de Lituania. También entre nosotros, los cruceros guiaban a los peregrinos por el camino recto. Pero hoy utilizamos la cruz solo como un amuleto para espantar los males o como un signo usado por un cantante o un deportista. Hay cofrades y penitentes que la empuñan sin creer en Jesús de Nazaret, que en ella murió por redimirnos.
  • La otra cruz, la espiritual, es un verdadero y urgente desafío para nosotros. A todos nos cuesta ver en ella los dones y la responsabilidad de la vida y el consuelo, como cantaba santa Teresa.

En el prefacio de la misa de esta fiesta, al pecado de Adán se contrapone la salvación que alcanzamos por medio de Jesucristo: “Es justo darte gracias, Señor, porque has puesto la salvación del género humano en el árbol de la cruz, para que, donde tuvo origen la muerte, de allí resurgiera la vida, y el que venció en un árbol, fuera en un árbol vencido, por Cristo Señor nuestro”. 

Este es un día para reflexionar sobre nuestro egoísmo personal e institucional. Como personas, no parecemos dispuestos a aceptar la cruz de cada día, mientras imponemos cruces insoportables sobre los hombros de los demás.

Y como instituciones, deberíamos reconocer que ahí están las cruces del hambre y la marginación, del desprecio y el abandono, de la miseria y la guerra, de la violencia y el despojo. La cruz de Cristo es una llamada a la equidad, a la justicia y a la paz.