Cada día su afán – EL MIEDO Y LA VERDAD

José-Román Flecha Andrés – (Diario de León, 14-X-2023)

El día 6 de octubre de este año 2023 se inicia en Italia un nuevo curso de la Escuela Nacional de Doctrina Social. Su programa está encabezado por un título muy sugestivo: “Verdaderas y falsas emergencias, verdaderas y falsas conversiones”.

El profesor Stefano Fontana lo presenta afirmando que las emergencias son una forma de ejercer el poder, fomentando el miedo que inmoviliza la inteligencia y solo pide protección”.

La experiencia de la pandemia y su utilización para manipular a los ciudadanos de todo el mundo nos ha recordado una lección que habíamos aprendido, leyendo la famosa obra “El miedo a la libertad”, de Erich Fromm.

Ya sabemos que “el miedo inducido paraliza al ciudadano, lo empuja a actitudes irreflexivas y ritualistas, lo moviliza contra un enemigo hipotético, lo recluta para la guerra organizada por el poder, apaga su capacidad crítica, culpa a la disidencia, induce a la denuncia y divide el campo en dos facciones, incluso dentro de las familias”.

Siempre se ha dicho que “el miedo es libre”. Pero sería un error afirmar que el miedo es liberador. Muchos de nosotros podemos reconocer que estas observaciones se han hecho realidad y han generado unas consecuencias que nunca habríamos imaginado.

Aunque no lo parezca, el miedo genera soledad. “Con el miedo inducido, el ciudadano se ve empujado a unirse, pero permanece solo y aislado, porque el miedo se apodera de los sentimientos. Con la mascarilla te sientes como un montón de gente, pero debajo de la mascarilla te sientes solo”.

Las dictaduras del siglo pasado y las dudosas democracias del presente nos enseñan que es fácil manipularnos. Pero parece que no nos duele. Al contrario, ese miedo colectivo “genera el placer de ser controlados, registrados, perfilados, limitados en libertad y nos dispone a aceptar cualquier resultado, siempre y cuando la emergencia termine”.

El miedo inducido por la emergencia crea rebaños dóciles. Y ese es el éxito que se busca. Según Fontana, “las falsas emergencias no solo quieren ciudadanos obedientes. Quieren ciudadanos devotos que crean en el valor absoluto de la prevención a cualquier precio”.

Lo peor es que esas falsas emergencias pretenden ocultar las verdaderas emergencias, esas que siempre han sido denunciadas por los profetas auténticos, nunca escuchados y siempre perseguidos.

Las verdaderas emergencias nos llevan a retomar el contacto con la naturaleza humana y con sus fines. Se las conoce porque denuncian el falso orden del desorden. Proponen la verdad y la bondad y se oponen a la falsificación de la lógica y de la moral.

Es importante tener en cuenta que todas las verdaderas emergencias se centran en última instancia en la emergencia de la verdad. Y bien sabemos que solo “la verdad nos hará libres”