Manos Unidas lanza la 63ª campaña contra el hambre desde el lema «Nuestra indiferencia los condena al olvido»
Se abre hoy con el Día de Ayuno Voluntario. Mañana sábado día 12 a las 13 h. en la Catedral el obispo presidirá la eucaristía especial con el voluntariado y el domingo día 13 colecta especial en todas las parroquias de León
(Ver carta Don Luis Ángel)
León, 11 de febrero de 2022
Con la celebración hoy viernes del Día del Ayuno Voluntario Manos Unidas, la ONG de la Iglesia especializada en proyectos de desarrollo en países del Sur, pone en marcha su 63ª campaña contra el hambre desde el lema “Nuestra indiferencia los condena al olvido”. Una campaña que en este nueva edición sigue condicionada por la situación de pandemia que además de incluir actos como la eucaristía especial que presidirá el obispo de León, el padre Luis Ángel de las Heras, mañana sábado día 12 a las 13 horas en la Catedral y la Jornada Nacional de Manos Unidas este próximo domingo día 13 con la colecta especial en todas las parroquias, este año también incluye la posibilidad de realizar las aportaciones por vía telemática desde la página web www.manosunidas.org o por transferencia bancaria en la cuentas de Manos Unidas León.
CONTRA LA DESIGUALDAD, EL HAMBRE Y LA POBREZA
Desde la delegación de Manos Unidas en León, su responsable Rosa María Pereira recuerda la situación excepcional en la que se desarrolla esta 63ª campaña contra el hambre por todo lo que ha supuesto en el mundo la pandemia de la Covid-19 por lo que “volvemos a poner en el centro a las personas, especialmente a las más vulnerables, para mirar desde la realidad sus preocupaciones y sus sueños”. Desde ese lema que interpela directamente, “Nuestra indiferencia los condena al olvido”, Rosa María Pereira señala que “abordamos esta campaña como una nueva oportunidad para seguir trabajando por los más empobrecidos puesto que constatamos que la desigualdad, el hambre y la pobreza siguen siendo los retos que impiden a millones de personas vivir dignamente. Buscamos colaborar en la transformación de nuestro mundo, aportar sensibilidad, esperanza y compromiso concreto apoyando a los que necesitan nuestra mano para dejar de ser invisibles, para no ser condenados al olvido y para no ser vistos como un carga para el sistema económico”.
DIGNIDAD DE LAS MUJERES EN GUATEMALA
Y entre esos compromisos concretos Rosa María Pereira subraya “un proyecto con el que las parroquias de la Diócesis de León se sientes especialmente cercanas: un proyecto de dignificación de la condiciones de vida de las mujeres en ocho asentamientos urbanos en una parroquia de Ciudad de Guatemala, del que participa como socio local el sacerdote misionero leonés, del Instituto Español de Misiones Extranjeras (IEME), Jesús Rodríguez, para mejorar las condiciones socieconómicas de las mujeres y sus familias en el entorno de la parroquia de la capital guatemalteca de Nuestra Señora de las Victorias, fortaleciendo su formación, su capacitación y el acompañamiento, con intervenciones que ya en los últimos seis años han permitido que 166 mujeres hayan aprendido a elaborar artesanalmente productos de limpieza, higiene y aseo personal, también a preparar velas, mermeladas, habilidades en corte y confección, lo que les ha facilitado la obtención de ingresos familiares para reducir su situación de pobreza, mejorar su calidad de vida, sus habilidades y su papel de liderazgo de manera que se reconozcan como sujetos de derecho y puedan fortalecer su entorno familiar y social, marcado por la violencia y el machismo”.
CULTURA DEL CUIDADO Y COMUNIÓN FRATERNA
En esta misma línea, el obispo Luis Ángel de las Heras, en la carta pastoral con motivo de esta Jornada Nacional de Manos Unidas, reflexiona sobre la “desigualdad que alimenta el hambre” y las situaciones de marginación de las mujeres para exhortar a que “contra la indiferencia que los condena al olvido, aumentemos la solidaridad que mantiene viva y bien despierta su memoria”. Un reflexión en la que el prelado legionense recuerda que “la cultura del cuidado que se puesto de relieve durante la pandemia puede ser de gran ayuda si la fomentamos también en relación con el problema del hambre” para hacer especial hincapié en que “los cristianos expresamos en esta campaña de Manos Unidas nuestra singular espiritualidad de comunión fraterna” desde “un dinamismo de vida cristiana que nace de la caridad y es consecuencia natural del encuentro con Jesucristo y con su entrega samaritana y eucarística”.