2024 – XXXIII Domingo del Tiempo Ordinario

La oración del pobre sube a Dios

✠ Luis Ángel de las Heras, CMF
Obispo de León

Queridos hermanos, nuestra oración sube hasta Dios, especialmente si la presentamos con humildad.

El final de los tiempos que las lecturas de estos últimos domingos del ciclo litúrgico nos describen, donde acontecen cataclismos cuyas terribles imágenes permanecen grabadas en nuestra retina, tiene una luz de esperanza: “el Señor está cerca”.

Él ha hecho un solo sacrificio que asume y supera todos los sacrificios para la salvación de la humanidad. Él es nuestra esperanza, en él confiamos y él nos enseña a orar y a escuchar las súplicas de nuestros hermanos, sobre todo los pobres y los enfermos, que son el centro para todos los discípulos misioneros de Jesús, para toda la Iglesia, como expresa esta VIIIª Jornada Mundial de los Pobres.

Experimentándonos pequeños, pobres, hermanos y compañeros de camino de los pobres, hoy hemos de crecer en generosidad para continuar superando miedos e indiferencias con la ayuda del Espíritu Santo y descubrir las historias concretas y los rostros de los pobres que nos interpelan, interpelan a Dios y claman por encontrar una vida digna y justa para todos.

Dejémonos convertir por Jesús en personas que saben y quieren escuchar la oración de sus hermanos los pobres, cuya carne sufriente nos importa y oremos desde nuestra pobreza para hallar juntos la respuesta de Dios y nuestra propia respuesta.

El Señor pone su amor en nuestros corazones para que amemos como él y nos hagamos «peregrinos de la esperanza» con gestos de ternura y misericordia que anuncien en Cristo un futuro dichoso para la humanidad, incluso para quienes han dejado de creer y de esperar en Dios y en el hombre.

Oremos y confiemos: Dios nos escucha. Amemos: Jesús nos enseña la urgencia de amar. Esperemos: seamos bálsamo de Dios para los pobres y dejemos que ellos los sean para nosotros, que somos igualmente pobres.

Que el banquete eucarístico así nos lo conceda pues es el mejor alimento de los débiles.

Amén.