✠ Luis Ángel de las Heras, CMF
Obispo de León
Hermanos y hermanas, esta mañana nuestras vidas quieren ser un canto al Señor ensalzándole como en toda ocasión, especialmente cuando nos libra de cualquier caída al abismo. De este modo confesamos nuestra fe en Dios que, en su infinita sabiduría, creó al hombre para la inmortalidad y lo hizo a su imagen. Y aunque la necedad humana y el pecado trajeron la muerte al mundo, Cristo nos ha devuelto a la vida.
El camino que hoy continúan las aliadas con la inauguración de su nueva casa es un camino que está en manos del Dios de la vida. Ellas con su consagración y misión en medio del mundo, han experimentado cómo Cristo enriquece con su pobreza y han comprendido y transmitido que la abundancia remedia la falta; de tal modo que lo recibido del Señor se comparte según la justicia de Dios que concede a cada uno lo que necesita en cada momento. Por ello creemos: «Al que recogía mucho no le sobraba; y al que recogía poco no le faltaba» (2ª Cor 8,15).
Demos gracias a Dios y hagamos fiesta —fiesta de la vida— por tantos dones que seguirán siendo compartidos en el Colegio Virgen Blanca y en el corazón de cada aliada, que es casa acogedora para quienes se acercan a ellas, como el lugar que hoy vamos a bendecir.
La fiesta de la vida que celebramos sobremanera en el banquete eucarístico nos lleva a pensar en quienes necesitan conocer a Jesucristo que ha sacado a la luz la vida por medio del Evangelio (cf. 2Tm 1,10).
Porque siempre encontraremos, como en la niña, la mujer y los personajes que las rodean en el pasaje del evangelio de san Marcos que acabamos de escuchar, desesperación, tristeza, dolor y hasta fracaso. Abismos en los que el Señor actúa siempre que le dejamos y creemos en Él. Recordad la Virgen de los Imposibles, que nos invita a creer sin límites desgastando cada uno de nuestros imposibles hasta hacerlos liberación y sanación con nuestra oración confiada de hombres y mujeres necesitados, dispuestos a tocar la orla del manto de Jesús con una infinita confianza que nace del corazón pequeño y humilde.
Ensalcemos al Señor y pidámosle con fe que se cumpla su palabra de vida en nuestras vidas y que sepamos ensanchar nuestro corazón para ser acogedores y testigos de su grandeza. Como hoy se ensancha y da testimonio de Él el corazón y la nueva casa de las Aliadas, lugar llamado también a ser luz del Dios de la vida en León.
Que así sea.