2024 – Vigilia Pascual

“No tengáis miedo. Ha resucitado”

✠ Luis Ángel de las Heras, CMF
Obispo de León

“No tengáis miedo. Ha resucitado”.

¡Feliz Pascua de Resurrección!

La lluvia no ha apagado el fuego de la luz que ha llegado hasta la catedral para encender el cirio pascual; hoy vence la luz de Cristo a cualquier tiniebla, nube y llanto.

El camino de Jesús hasta la Resurrección no ha podido dejarnos impasibles estos días de celebración de los misterios pascuales. Tampoco nos deja indiferentes la historia de amor por la Creación y por el pueblo elegido. Nos conmueve Dios Creador, que ve bueno todo lo que ha hecho; Dios libertador que salva del opresor en medio del mar; Dios purificador que concede un corazón nuevo.

Los bautizados hemos sido incorporados a Cristo, a su muerte, para que andemos en una vida nueva, como seréis incorporados quienes vais a recibir esta noche los sacramentos de la iniciación cristiana aquí: Natalia, Luisana, Camila y Eliano. Estáis llamados y estamos llamados a vivir una vida libre de temores y arraigada en el amor por un sendero de decisiones personales, pero caminando juntos, sinodalmente, en la misma dirección, como Iglesia peregrina que escucha unida al Espíritu del Señor.

En nuestro camino comunitario hacia la tumba de Jesús, como fueron María Magdalena, María la de Santiago y Salomé, al llegar escuchamos como ellas: «No tengáis miedo. Ha resucitado» (Mc 16,6). El mensajero del Dios de la vida nos invita con fuerza a pasar del temor al amor. Extraordinaria invitación.

Pero, como les ocurrió a aquellas mujeres y a los demás discípulos de Jesús, el paso tiene su proceso. No escuchamos en el texto evangélico los gritos de júbilo. Ante la noticia de la resurrección intuimos que hay asombro, huida, temor y silencio. Encontrarse con el poder del Dios vivo conmociona. Pero de esa conmoción proviene el auténtico gozo y el salto confiado a una vida fundada en el amor de Jesús; la mejor vida jamás soñada esperando resucitar. Sabemos que la resurrección no es volver a la existencia humana, revivir durante cierto tiempo para una nueva muerte terrenal, como el joven de Naín, la hija de Jairo o Lázaro, el amigo de Jesús. La resurrección de Jesucristo es algo totalmente nuevo, rompe las cadenas para ir hacia una nueva dimensión de ser persona humana, una nueva posibilidad de plenitud que abre un futuro nuevo para la humanidad. El que tanto necesitamos para superar tinieblas y destrucción, como bien conocemos.

Este es el gozo de esta noche santa, que nos fortalece para vencer los miedos y anunciar a Cristo Resucitado, de tal forma que, igual que nosotros, se encuentren con Él quienes no le conocen y, sobre todo, quienes han perdido la dignidad o no hallan sentido a sus vidas por cualquier causa y en cualquier circunstancia.

Llevemos al banquete eucarístico pascual, en el que se hace vivo y presente Cristo Resucitado, nuestra decisión de pasar de una vida temerosa a otra nueva llena de amor y Él nos dará la verdadera alegría que nada ni nadie nos podrá quitar.

Amén.