✠ Luis Ángel de las Heras, CMF
Obispo de León
Hermanos y hermanas, feliz fiesta de san Juan Bautista en el 750 aniversario de esta parroquia de san Juan de Regla. Damos gracias a Dios por «750 años siendo luz» en una gran historia de fe que estamos llamados a continuar bajo el patrocinio de san Juan.
La misión que Dios ha confiado a lo largo de estos siglos en esta parroquia a presbíteros, diáconos, personas consagradas y laicas, pueblo de Dios en camino, no se ha agotado en la construcción de templos de piedra o ladrillo, ni en los límites parroquiales variables, ni en el tiempo que continúa inexorable. Es una misión que llega al confín de la tierra, como parte del cuerpo místico de Cristo. Una misión sinodal que ensancha esta casa de oración y la comunidad cristiana de piedras vivas para ser luz de todas las naciones y reunir a los hijos de Dios dispersos.
Es la misma misión que recibimos nosotros hoy y que nos impulsa a salir de lo conocido y acostumbrado durante siglos, adoptando medios de evangelización diferentes y afrontando una necesaria conversión misionera, como estáis haciendo ahora.
Bien podemos decir que siempre es tiempo de cambio y restauración, reconociéndonos como piedras vivas en Cristo vivo, el cordero de Dios que señala Juan, el precursor, que nos muestra cómo guiar a los hombres hacia Jesús.
Tras las huellas de Cristo y de san Juan Bautista —quien anuncia al Señor porque la mano de Dios está sobre él—, venimos hoy a ofrecernos nosotros mismos como piedras vivas. Somos hombres y mujeres que anhelamos que el Señor edifique una Iglesia viva con nosotros para ser luz.
Así seremos un santo pueblo fiel Suyo en el que experimentemos la fuerza transformadora del amor misericordioso de Jesús, el supremo Pastor; pueblo de Dios en el que nos sirvamos unos a otros, con especial predilección por los más débiles y necesitados, hacia quien el Señor nos encamina para dejar atrás el temor propio de la oscuridad y acercarnos a la audacia de su luz. En ellos y con ellos, de rodillas, como Juan, sin ser dignos de desatar las sandalias ni del Señor ni de quienes nos preceden con el signo de la fe y de la vulnerabilidad, queremos ser edificio de Dios con la piedra angular, Cristo, en quien encontramos la esperanza de la humanidad que nunca defrauda y siempre es buscada y ansiada.
Con la poderosa mediación de san Juan Bautista, tómanos de nuevo, Señor, tú que eres quien mejor engarza las piedras vivas para enviarnos como discípulos misioneros de hoy después de 750 años, de forma que demos los frutos que tú quieras hasta que tu Reino llegue a plenitud.
Amén. Amén.