✠ Luis Ángel de las Heras, CMF
Obispo de León
Hoy es un día de alegría. Alegría por la novedad permanente de ser hijos de Dios por el bautismo. Alegría por el don de la Inmaculada Concepción de la Bienaventurada Virgen María. Alegría por el tiempo de Adviento y el inminente Jubileo Ordinario de 2025 que nos invita a peregrinar a Roma y a los templos y lugares jubilares diocesanos, pero, sobre todo, nos guía hacia la esperanza que no defrauda y da sentido a nuestra vida: Jesucristo. Alegría, por supuesto, para esta comunidad de Concepcionistas Franciscanas, de la Orden de la Inmaculada, por la profesión simple de Sor Catalina de San José.
Con estos motivos de gozo, y los que cada uno trae en el corazón, resuena en nosotros de un modo especial el saludo del ángel Gabriel a la joven doncella de Nazaret elegida para ser Madre de Dios, portadora del bien supremo, causa de nuestra alegría en un mundo que necesita alegrarse profundamente.
Los motivos de alegría nos preparan para celebrar la venida del Señor y alabar a Dios, porque nos ha bendecido en Cristo, según la carta a los Efesios. La bendición en el hijo del Altísimo nacido de mujer, como anuncia el ángel Gabriel, revierte el relato de la desobediencia del hombre a Dios, hecho de tristes consecuencias, que narra el Génesis.
Este cambio de la historia del dolor y el sufrimiento de la humanidad por la historia de la salvación es motivo de una alegría incomparable que apunta a la eternidad y acontece por el sí de la Virgen Inmaculada a la voluntad vivificadora de Dios.
Por todo ello, Sor Catalina, estás llamada a escuchar la invitación a la alegría en tu vida concepcionista y abrazar con gozo la castidad, la pobreza y la obediencia. Alégrate, Sor Catalina, y bendice a Dios viviendo y transmitiendo el amor puro y verdadero; la rica libertad de la pobreza; el feliz fíat de la obediencia. Que tu profesión te haga confiar más en la voluntad del Padre que quiere lo mejor para ti y para todas las criaturas.
Somos testigos orantes de tu alegría y de tu deseo de bendecir a Dios con tu vida de concepcionista franciscana. Oramos por ti, para que abras tu corazón a los dones del Espíritu y hagas vida el libro de la Regla que recibes hoy. Pedimos que, a ejemplo y honra de María Inmaculada, te consagres a Dios con todo tu ser y camines sin vacilar hacia la perfección evangélica con el carisma de santa Beatriz de Silva.
Unidos a la acción de gracias de Sor Catalina de San José, de su familia de origen y de esta comunidad concepcionista tan querida en León, su respuesta a la llamada de Dios nos llena de profunda alegría. Hermanas concepcionistas, el Señor os mantiene como luz suya en medio de nuestras tinieblas. Por ello celebramos la gratitud y la bendición en esta eucaristía como pueblo de Dios formado por peregrinos de la esperanza que quieren ser «como granos que hacen el mismo pan».
¡Alegrémonos!