✠ Luis Ángel de las Heras, CMF
Obispo de León
Ilmo. Sr. Abad y Cabildo de San Isidoro, Hno. Abad y Cabildo de la Muy Ilustre Cofradía del Milagroso Pendón de San Isidoro, Sr. Alcalde de León y demás autoridades, queridos hermanos y hermanas.
El camino de los Magos es hoy una senda de aprendizaje para nosotros por lo que exige “caminar juntos” en la Iglesia, con el proceso sinodal, y en la sociedad con el fin de superar dificultades y tender puentes de entendimiento, de paz, de concordia y de fraternidad.
Como hemos escuchado en la lectura del profeta Isaías, hemos de levantar la vista en torno para ver a quienes van buscando la luz de la paz y la salvación que trae el Hijo de Dios nacido de María Virgen en Belén de Judá.
Del mismo modo que se pusieron en camino los Magos para encontrar a Dios en el pesebre, así hoy hemos de ponernos en camino con nuestros semejantes, con nuestros hermanos, con todos los bautizados que nos decimos discípulos de Jesús, pensando siempre en los más necesitados de paz y fraternidad.
La estrella que siguen los Magos de Oriente es luz que guía hacia la paz que necesita el corazón humano y la tierra entera. Seguir esa estrella implica aprender a caminar con otros y juntos como hermanos. Los Magos no caminan solos, cada uno con su séquito, sino en común, unidos, siguiendo la misma senda, que es de largo recorrido y se ofrece a todas las gentes porque la humanidad entera es partícipe de la promesa de Jesucristo, por el Evangelio, como dice la carta a los Efesios.
La estrella, por fin, nos lleva a Belén. Alguno quizá creía haber llegado a la meta en otro gran lugar, como pudieron pensar los Magos al encontrar Jerusalén. Pero la estrella siempre nos lleva por el camino que conduce a la casa de los pobres, al lugar sagrado de la pequeñez o al incómodo sitio de las víctimas donde hay fratricidio herodiano, no siempre con sangre, en lugar de fraternidad cristiana.
Es un camino que nadie ha de transitar solo o por su cuenta, sino como pueblo de Dios que encuentra al Salvador, lo acoge y adora como enviado para liberar a los oprimidos y dar la buena nueva a los pobres.
Hoy Belén de Judá nos invita a tener sed de paz y de justicia, de amor y de libertad. Aguas que brotan del costado abierto de Cristo en la cruz, nacido para nuestra salvación, como celebramos y actualizamos en la Eucaristía. Buena Noticia que queremos que conozcan todas las gentes de todos los pueblos de la tierra llamados a la fraternidad universal que el Niño Dios nos concede e inspira.
Amén.