«Cristo camina con todos y nos invita a caminar juntos»
✠ Luis Ángel de las Heras, CMF
Obispo de León
Queridos hermanos sacerdotes. Queridos hermanos y hermanas, personas consagradas, familias y laicos todos.
Vengo a caminar con vosotros para descubrir al Señor que nos acompaña como a los dos de Emaús. Quiero escuchar vuestras inquietudes, preocupaciones, decepciones si las hubiere para después atender a Jesús, el Maestro, Cristo Resucitado que nos habla para que comprendamos las Escrituras, se encienda nuestro corazón y le reconozcamos en medio de nosotros al partir el pan.
El evangelista Lucas quiere mostrar a su comunidad y a sus lectores que, cuando vamos por la vida, entre alientos y desalientos, podemos encontrar a Jesucristo vivo en las Escrituras y en la Eucaristía, las dos grandes mesas en las que se sirve el tesoro inagotable de su Palabra y de su Cuerpo y Sangre.
Nutridos con estos alimentos, regresaremos contentos a la comunidad de la que habíamos salido, o participaremos de un modo más hondo convertidos en testigos entusiastas de Cristo Vivo, el Señor resucitado.
Aunque nos percibamos débiles en el tiempo que nos toca vivir, siempre como un mar proceloso que nos zarandea, sabemos que el Señor nos asegura que nada hemos de temer porque Él camina con nosotros.
Durante la Visita Pastoral, a través del encuentro y la escucha, de la oración y el diálogo, del conocimiento y de las sugerencias de todo tipo, hemos de tener presente que el Señor, siempre a nuestro paso, disipa cualquier tiniebla e incluso, cuando es necesario, nos guía para pasar del desaliento al entusiasmo o revitalizar una fe débil o rutinaria con Él y con los hermanos, es decir con la comunidad.
Por eso, tomemos conciencia de que Jesús siempre va a nuestro lado por los senderos de la vida. Se acerca a nosotros, aunque no seamos capaces de reconocerlo, en múltiples mediaciones. Nos invita a compartir nuestras zozobras y preguntas con libertad.
No seré yo, sino el Señor quien os haga durante la Visita Pastoral su célebre pregunta: “¿Qué conversación lleváis por el camino?”. Aprovechad para responderle con la sinceridad de los dos de Emaús. Tanto lo reciente como lo acumulado.
Y, en medio de todo, no olvidemos la importancia de las Escrituras. Ellas constituyen la clave para interpretar el designio de Dios en la historia y en la propia vida.
Si nos alimentamos cotidianamente de la Palabra de Dios vamos desarrollando un “sexto sentido / sentido evangélico” que nos permitirá movernos con confianza en medio de este complejo mundo que nos ha tocado vivir con todo lo que cada uno lleva en su historia personal.
Con el alimento cotidiano de la Palabra de Dios adquiriremos intuición para descubrir lo que tiene esencia de Evangelio y lo que se aleja de él. Podremos tomar decisiones y opciones coherentes con nuestra fe. Tendremos empatía con los que sufren. Nos liberaremos de imponer con contundencia lo que ha de descubrirse en el encuentro y la experiencia de buscadores de la verdad. Creceremos en paciencia, compasión, fidelidad y buen humor.
Y, como es natural, la Palabra lleva a la Eucaristía. Un corazón encendido por la Palabra de Dios acaba reconociendo al Señor en el pan partido y en el vino derramado. El evangelista Lucas se dio cuenta de esta dinámica y la propuso en su Evangelio. Nosotros, podemos redescubrirla y sentirnos acompañados y fortalecidos en nuestra fe vivida en comunidad, durante esta Visita Pastoral y siempre, porque en verdad Cristo camina con todos y nos invita a caminar juntos.
Amén.