2023 – Vigilia VII Jornada Mundial de los Pobres

«No apartes tu rostro del pobre» (Tb 4,7)

✠ Luis Ángel de las Heras, CMF
Obispo de León

Preparamos una Jornada que tiene por objeto despertarnos y mantenernos despiertos y atentos a las personas que sufren la pobreza. Por ello, el lema del papa Francisco: «No apartes tu rostro del pobre» (Tb 4,7), versículo del Libro de Tobías. Es un consejo de Tobit a su hijo Tobías antes de emprender un viaje trascendental. Un consejo lleno de la sabiduría que, como hemos escuchado en la primera lectura, es un espíritu «inteligente, santo, único, múltiple, sutil, móvil, penetrante, inmaculado, lúcido, invulnerable, bondadoso…» (Sab 7, 22).

La sabiduría inspira la contemplación profética de la pobreza y las personas pobres. Así, descubrimos que lo sencillo del mundo, lo pequeño, lo ha escogido Dios para humillar a lo poderoso. Lo que no cuenta o es despreciable a los ojos humanos cuenta y es apreciado por el Señor Jesús que se ha hecho sabiduría, justicia, santificación y redención para los humildes.

Por las sendas de la sencillez, conoceremos el Reino de Dios, que no vendrá espectacularmente, sino que está dentro de nosotros, en lo escondido del corazón. Allí, escuchando al Maestro de las Bienaventuranzas, sin apartar los ojos del pobre y el indigente, extenderemos la bienaventuranza de los pequeños que nos lleva a amar al Señor con todo el corazón y con toda el alma, con toda la fuerza, y al prójimo necesitado como a nosotros mismos.

Hoy que nuestro mundo sigue zarandeado por guerras e incertidumbres, siempre con dolores y sufrimientos que Dios ha conocido haciéndose hombre, nosotros aguardamos esperanzados la alegre y gloriosa venida del Salvador, la irrupción del Reino.

Nadie nos tiene un amor tan grande como el Señor. Su amor escapa a la comprensión humana y es el que nos invita Él a profesar a nuestros semejantes, especialmente a los más pequeños. Es el signo distintivo de los discípulos y discípulas de Jesús, con una fraternidad creciente.

Confiemos que esta Jornada Mundial sirva para encontrar el modo de no apartar el rostro del pobre, no desentendernos de él. Que en el banquete eucarístico nos llenemos de la luz del amor de Cristo Jesús para ser luces de caridad con todos nuestros hermanos y hermanas, especialmente con los más pobres. Comprometámonos a no apartar nuestro rostro de ellos para cambiar su pobreza de dolor y llanto por una riqueza de esperanza y alegría en Jesucristo que puedan descubrir y recibir por mediación de cada uno de nosotros, de cada bautizado.

Amén.