«Santa María Madre de todos y Reina de la paz»
✠ Luis Ángel de las Heras, CMF
Obispo de León
Hermanos, hermanas, ¡Feliz Año Nuevo! Que venga lleno de bendiciones.
El primer día del año la Iglesia celebra la solemnidad de Santa María Madre de Dios y la Jornada Mundial de la Paz. Celebramos a la Virgen Madre de Dios y nuestra, “Reina de la Paz” con un corazón de paz.
La Madre de Dios se sitúa de modo singular ante el acontecimiento del nacimiento de Jesús, pues ha recorrido un camino de preparación único desde la anunciación. Guarda todo lo ocurrido en su corazón mientras cuanto narran los pastores causa admiración.
En María Madre de Dios y de todos los hombres, en primer lugar, y en los pastores después, contemplamos la generosa acogida de la fe con el deseo singular que alberga el corazón materno de María de comprender mejor lo que ya ha creído.
Cumpliendo el precepto que Dios había dado a Abrahán (Gén 17,12a), Jesús queda inserto en el pueblo de la alianza como su salvador haciendo honor a su nombre. Él nos rescata, como dice Pablo a los Gálatas, del peso de la ley, que no deroga, sino que viene a dar plenitud, de modo que por su nacimiento salvífico ya no somos esclavos, sino hijos y herederos en el Hijo y Heredero.
Esta filiación divina por Jesucristo, nacido de María Virgen, nos permite comenzar el año con designios de paz y bendición. Dios nos concede su favor, tiene piedad de nosotros y nos bendice. Deseamos que toda la tierra conozca este destino de bendición y paz.
El papa Francisco en su mensaje para esta 56 Jornada Mundial de la paz reflexiona sobre este momento histórico tras el COVID-19, que nos sumió en la noche y el dolor.
Él afirma que esta es la ocasión propicia para dejarnos transformar con la conciencia de que todos nos necesitamos «poniendo la palabra “juntos” en el centro». Juntos como hermanos, caminando juntos en el proceso sinodal; dándonos cuenta, cada vez más, de que nos necesitamos todos.
Y, por supuesto, estando juntos para construir la paz. La guerra de Ucrania y los demás conflictos de la tierra muestran la necesidad de unirnos para alcanzar la paz. El Papa invita a «dejarnos cambiar el corazón», de manera que no pensemos solo en nosotros mismos, sino que nos comprometamos más con la sanación de la humanidad, siendo cada vez más conscientes de la interconexión de todos y de todo en este mundo.
Comencemos este año con el firme propósito de lograr la paz universal acompañados por Santa María Madre de Dios y de todos los hombres, reina, peregrina y testigo de la paz que necesitamos.
Amén.