2023 – Santo Tomás de Aquino

Humildad y diálogo

✠ Luis Ángel de las Heras, CMF
Obispo de León

Querido hermano D. Jesús, Obispo de Astorga, y Moderador del ISTAL, Sr. Director del ISTAL, Sra. Directora de la Escuela Universitaria de Trabajo Social “Virgen del Camino”, Sr. Director de la Escuela Diocesana de Formación “Beato Antero”, Sres. Rectores y formadores de los seminarios diocesanos San Froilán, Redemptoris Mater “Virgen del Camino” de León y “La Inmaculada y Santo Toribio” de Astorga, profesores, sacerdotes, seminaristas, alumnos, personas consagradas y laicas.

No os dejéis llamar maestro ni padre. Santo Tomás nos recuerda este elemento esencial de nuestra vida cristiana encontrado en el Evangelio sin glosa: uno solo es vuestro maestro; uno solo es vuestro padre y todos vosotros sois hermanos y, por supuesto, hijos en el Hijo, tal y como se manifestó Dios en la humildad de nuestra carne.

La humildad precisa sabiduría para obtener los frutos que necesitamos. Santo Tomás, habiendo subido a las cumbres más altas del pensamiento, se hacía niño sencillo ante los misterios de la fe. Se arrodillaba ante el crucifijo y el altar pidiendo la luz de la inteligencia y la pureza de corazón para escrutar lúcidamente los misterios de Dios, admitiendo que cuanto más se conoce a Dios, mejor se entiende que sobrepasa toda capacidad intelectual.

Él reconoció con gusto que había aprendido más en la oración que en el estudio, como descubrimos en algunas personas que viven y son testigos de la sabiduría de la fe en la sencillez de sus vidas de trabajo y familia sin estudios de teología.

De rodillas ante Dios nos muestra santo Tomás la sabiduría que sale al encuentro de quien por amor al Señor es cuidadoso con todos sus preceptos. Así ella nos alimenta para encontrar la seguridad que nos falta a los miembros de la Iglesia en cada tiempo y lugar, de modo que alcancemos la inteligencia de la fe que nos haga valientes profesándola.

Con la sabiduría de la humildad que permite vivir la fe profundamente, buscaremos mejor cómo armonizar los tesoros de la mente humana y las profundas realidades contenidas en la Palabra de Dios.

Siguiendo el método del “Doctor común de la Iglesia”, bien podemos buscar el diálogo intelectual que se desarrolle con plena y generosa disposición de espíritu para ir a la raíz de lo que es esencial y reconocer y admitir la verdad allá donde se encuentre.

Pidamos al Señor la sabiduría de la humildad y la paciencia del diálogo para buscar la verdad en nuestro mundo, fijando la mente, los ojos y el corazón en Jesucristo, camino, verdad y vida, sin desviarnos de los mandamientos que se resumen en el amor a Dios y al prójimo.

Que la celebración de la Eucaristía, fuente y culmen de la sabiduría divina nos otorgue el don del pan que alimente como necesitamos hoy la inteligencia de la fe en medio de este mundo mientras todavía peregrinamos con esperanza hacia la vida eterna.

Amén.