✠ Luis Ángel de las Heras, CMF
Obispo de León
Sr. Obispo de Astorga y Moderador del ISTAL, Directores del ISTAL y de la Escuela Beato Antero Mateo, Rectores, formadores, directores espirituales de los seminarios de Astorga y León, seminaristas, profesores, alumnos, sacerdotes, consagrados, hermanas y hermanos.
En el banquete eucarístico celebramos esta inauguración del curso académico 2023 – 2024 invocando la asistencia divina sobre todos nosotros, en especial sobre docentes y discentes.
La Palabra de Dios que hemos escuchado ilumina nuestra celebración, así como la senda cultural y espiritual de nuestros centros de estudios de Astorga y León.
Los estudios filosóficos y teológicos en todas sus ramificaciones bien pueden producir gemidos interiores en cuanto nos acercan a las primicias del Espíritu hasta tomar conciencia de la adopción filial y nuestra redención en Cristo.
Vamos descubriendo que hemos sido salvados en esperanza y este saber es el que estamos llamados a profundizar y transmitir por el testimonio de nuestras vidas y nuestras palabras a este mundo que gime y sufre dolores de parto hasta que se alumbre plenamente el día de nuestro Señor Jesucristo el Reino de Dios por el que trabajamos.
Efectivamente, aún no vemos del todo y eso nos permite aguardar con perseverancia seguros de que el Espíritu Santo nos auxilia en nuestra ignorancia y debilidad. Él es quien nos instruye , inspira y ora en nosotros para que adquiramos el conocimiento y pidamos bien: lo que nos conviene, lo que Dios quiere para cada uno, para la Iglesia, para el mundo. La sabiduría del Espíritu Santo supera y colma cualquier saber y anhelo humanos.
El estudio que implica el esfuerzo y la pasión por aprender, más aún, por escudriñar las ciencias humanas y sagradas amplía horizontes. Ocurre con el discernimiento, del que tenemos que sentir sed, conocer y ejercitar más. Para iluminar cómo ser instrumento y signo de la unión con Dios y con los hombres en la fraternidad humana; para compartir mejor los dones y las tareas al servicio del Evangelio; para encontrar qué procesos, estructuras e iniciativas necesitamos de modo que nuestra Iglesia sea más sinodal y misionera, generadora de comunidades cristianas vivas.
Reconozcamos nuestra sed de Dios y de su sabiduría para ir a Él y beber en los ríos del agua viva, en el Espíritu que nos da vida y, por tanto, nos fortalece para afrontar con coraje nuestras tareas de vida y misión.
Ponemos nuestras intenciones en la mesa de la Eucaristía para que el Señor nos conceda sus dones de sabiduría y vida en el Espíritu durante este curso. Amén.