Diálogo entre generaciones, educación y trabajo: instrumentos para construir una paz duradera
✠ Luis Ángel de las Heras, CMF
Obispo de León
Saludamos el Nuevo Año con el gozo que se merece siempre. Más aún cuando el año viejo quedó marcado, como el anterior, por esta pandemia que todavía nos tiene en vilo con todas sus consecuencias .
A los ocho días de la celebración de la natividad de Jesús, celebramos a Santa María, Madre de Dios, Reina de la Paz. Dice san León Magno que cuando nace Jesús, nace la paz. Es un hermoso pórtico por el que podemos entrar viendo con más nitidez y seguridad los caminos que hemos de transitar a la hora de continuar nuestras vidas en las actuales circunstancias contando siempre con la fuerza de Dios. Así, ofrendar este uno de enero a la Madre de Dios es pedir su protección junto con su presencia allá donde los cristianos estamos en nuestras luchas y proyectos, éxitos, fracasos, cruces, alegrías y sufrimientos, que son las preocupaciones y esperanzas de los hombres y mujeres de nuestro mundo. Este año 2022 el camino sinodal recoge estas inquietudes y esperanzas.
La Virgen María, Madre de Dios, nos invita en este primer día del año, a dejar aquello que nos quita la paz y nos llena de miedo para recorrer caminos de encuentro fraterno y superación humana.
El Papa Francisco nos hace tres propuestas en su mensaje para la 55 Jornada Mundial de la Paz este primero de enero: “Diálogo entre generaciones, educación y trabajo:
instrumentos para construir una paz duradera”.
Ojalá estemos dispuestos a lo largo de este nuevo año a entendernos y apreciarnos mayores y jóvenes, a fomentar la educación como fundamento de la paz en nuestro entorno y en el mundo y a procurar un trabajo digno y decente para todos que fundamente la concordia y la paz.
Inspirados por la reina de la Paz, nosotros, hermanos todos, discípulos misioneros de Jesús, estamos llamados a ser artesanos de la paz a imagen del Príncipe de la Paz que se nos ha revelado en la fragilidad humana de Belén.
Que siempre apostemos por el diálogo, la escucha, la importancia de una buena educación universal a la que tienen derecho todos los seres humanos; que conozcamos y defendamos la Doctrina Social de la Iglesia para construir una paz que sea un desarrollo humano integral.
Encontrémonos como hermanos en el rostro del Niño Dios para adorarlos y guardar su Palabra de Vida en el Corazón como María su Madre, nuestra Madre. Amén.