2022 – Fiesta de la Presentación del Señor

Caminando juntos

✠ Luis Ángel de las Heras, CMF
Obispo de León

Queridos hermanos y hermanas: Somos peregrinos del Pueblo del Camino, la Iglesia de la comunión. Hoy damos gracias a Dios por el don de la vida consagrada. Hombres y mujeres que caminan juntos en la Iglesia con laicos y pastores hacia el reino de Dios.

El Señor, rey de la gloria, ha entrado en nuestro mundo para indicarnos la senda. Más aún, Él mismo se ha revelado como el Camino, haciéndose de nuestra carne y sangre y entregándose por nuestra salvación.

Como uno más de su pueblo, fue presentado al Señor de acuerdo con la ley. Allí, reconocido por la sabiduría de los mayores, Simeón y Ana, vemos la luz que alumbra a las naciones, la gloria de Israel. Camino, luz, gloria…

María, José, Simeón y Ana nos muestran que caminan juntos, como colaboradores del plan de Dios que se realiza en Jesucristo sobre la humanidad. Ellos están atentos a lo que les inspira el Espíritu del Señor para cooperar en su obra.

María y José fieles a la ley, presentan al Niño en el Templo con la ofrenda y los ritos prescritos. No buscan privilegio ni excepción. Caminan humildemente con su Dios y el pueblo elegido.

De igual modo, Simeón y Ana, fieles a los preceptos y mandatos del Señor, abiertos a su Espíritu, caminando juntos con el pueblo elegido, reciben el don inenarrable de ver al Salvador, luz de todas las naciones y gloria de Israel.

El ser humano siempre está en camino. El discípulo de Jesús que recibe la llamada para seguirle más de cerca se pone en camino atento al paso del Señor, al acontecimiento transformador del encuentro con Él en cualquier momento y circunstancia de la vida.

Caminar con los ojos puestos en el Señor exige esfuerzo, pero un esfuerzo confiado para el que nos vamos preparando desde el bautismo. Dejamos sendas que no hemos de volver a pisar, damos pasos por derroteros discernidos a la luz del Espíritu. En todos los casos lo hacemos con otros porque vamos caminando juntos.

De este modo rechazamos cualquier búsqueda autorreferencial, individual, de la carne, como dice el apóstol Pablo en la carta a los Gálatas (cf Ga 5,16).

Caminando juntos nos liberamos de la tentación de dominio y de posesión, de la lógica del egoísmo, de los soliloquios, de las rutas que comienzan y acaban en el yo esclavizante.

Caminando juntos descubrimos la presencia novedosa de los hermanos y vamos atentos a ellos, igual que avanzamos atentos al Señor. Nos encontramos fraternalmente peregrinos, con pasos llenos de amor y misericordia, dispuestos a ayudar a caminar a quien lo necesite, a curar sus heridas, vendarlas y cargarlo sobre los hombros hasta que pueda valerse por sí solo.

Caminando juntos escuchamos al Espíritu y a los hermanos para discernir por dónde hemos de continuar, cambiar de rumbo cuando sea preciso y acoger los designios de la voluntad de Dios que habla en medio de su pueblo, en medio de los hermanos.

Simeón y Ana evocan la paciencia y la esperanza de caminar juntos. En este modo de caminar, agradecemos hoy la vocación a la vida consagrada. Nos reconocemos caminando juntos, consagrados, laicos y pastores, hijos de una familia, la familia de la Iglesia, Pueblo de Dios y del Camino que anhela llegar al día de la venida del Señor; el día en el que nuestro corazón andariego, inquieto —como dice san Agustín— descanse en Dios.

Con gozo fraterno y agradecido proseguimos la senda acompañados y alentados por la Virgen del Camino, reina y madre del Pueblo de Dios sinodal, fraterno, misionero, evangelizador y samaritano que peregrina en la diócesis de León.