✠ Luis Ángel de las Heras, CMF
Obispo de León
Hermanas, hermanos. Somos sembradores y alentadores de una cultura que cuida la vida, la Creación de Dios y principalmente al ser humano puesto en el centro desde la fe en Jesucristo que Él nos ha concedido y estamos llamados a testimoniar.
Como profesores de religión en el ámbito de la formación de niños y jóvenes, recibís la misión de enseñar y sacar “aguas con gozo de las fuentes del Salvador” para dar de beber a quienes tienen sed y se acercan a conocer la multiforme sabiduría de Dios que habéis recibido y estáis llamados a profundizar personalmente para sembrar en otros.
Habéis sido nombrados administradores de dones preciosos que merecen una respuesta fiel y solícita que Dios y cada uno de vosotros sabéis cómo ha de ser, sin esperar más recompensa que la misión recibida.
El papa Francisco hace unos años os comparó a todos los docentes con el Sol, en el sentido de que, como el astro rey, aunque no se os vea, no dejáis de irradiar luz y calor a vuestros alumnos.
No perdáis el ánimo ante la adversidad, la incomprensión, el desprecio, la indiferencia o, incluso, el rechazo. Vuestra misión está revestida de grandeza al servicio de las personas y el necesario crecimiento y desarrollo de su dimensión transcendente; algo que siempre redundará en el bien de cada alumno, en el de sus semejantes, hermanos y hermanas, y en el de toda la sociedad.
Sois sembradores de caminos que guían al conocimiento de la grandeza de Dios y del ser humano, aunque no lleguéis a ver los frutos. Vuestras semillas producirán un ciento por uno que quizá otros se encarguen de cosechar.
Dad gracias a Dios por poder compartir con otros más pequeños lo que se os ha confiado en nombre del Señor Jesús y de la Iglesia.
Gracias por vuestra disponibilidad. Sentíos enviado, apoyados y animados por esta Iglesia particular de León en la que habéis sido convocados a realizar esta preciosa misión con el gozo de enseñar la religión católica.
Oremos unos por otros para que así lo experimentéis y así sea.