Gratitud por el caminar cofrade de la Iglesia en León
✠ Luis Ángel de las Heras, CMF
Obispo de León
Queridos hermanos: somos peregrinos del Pueblo del Camino, la Iglesia de la comunión fraterna para la evangelización misionera y la misión samaritana. Hoy damos gracias a Dios por el don a su Iglesia de León de la Junta Mayor de Cofradías y Hermandades. 75 años reúnen muchos motivos para dar gracias a Dios por caminar juntos.
Algunos expresarán gratitud por los logros palpables. Sin duda, hay que agradecerlos. Pero también, y con más fuerza aún, hay que agradecer los dones invisibles a los ojos, que han dejado y dejan huella en el corazón de tantos papones, haciendo crecer la hondura y grandeza de la Semana Santa de León. Todo para vivir y transmitir los misterios de la pasión, muerte y resurrección de Jesucristo, nuestro redentor, salvador de la humanidad.
La historia de estos 75 años es ocasión para dar gracias a Dios por la Junta, por todas las Cofradías y Hermandades y por todos los papones. Como dice el apóstol Pablo en su primera carta a los Corintios, agradecemos la gracia de Dios que se os ha dado en Cristo Jesús.
Reconocemos la riqueza que habéis recibido en Él, camino de la vida nueva y eterna hacia la que Él nos precede como nuestra cabeza. Realmente, con todo nuestro ser y obrar, es el Señor Jesús quien nos mantiene y mantendrá firmes hasta el final. Su fidelidad con nosotros nos hace fieles y alegres en su seguimiento.
Por eso hoy alabamos con gusto el nombre glorioso del Señor. De Él viene la riqueza y la gloria, el poder y la fuerza. Él engrandece y conforta a todos. Así ha sido durante estos 75 años y así seguirá siendo. Hoy que nuestro mundo sigue zarandeado por guerras e incertidumbres, siempre con dolores y sufrimiento, nosotros aguardamos la alegre y gloriosa venida del Salvador, Cristo el Señor.
Nuestra acción de gracias y nuestra alabanza nos lleva a reconocer el amor de Dios derramado sobre nosotros. En los 75 años de la Junta Mayor ha estado presente el amor del Padre. Él os ha hecho permanecer en su amor, siguiendo sus inspiraciones y mandatos.
Con su amor, el Señor ha alegrado vuestros corazones para que su alegría llegue a plenitud y nadie os la pueda quitar. No os dejéis robar la alegría, como ha dicho el papa Francisco.
Si algo contemplamos con toda claridad en los pasos de la Semana Santa de León que nos muestran la pasión, es que nadie nos tiene un amor tan grande como nuestro Dios, porque da la vida por nosotros, considerándonos amigos, nunca siervos, sino personas cercanas que conocen las cosas del Padre.
Ese amor que escapa a la comprensión humana es el que nos invita el Señor a profesar a nuestros semejantes. Es el signo distintivo de los discípulos de Jesús.
Pidamos hoy al Padre en nombre del Hijo, por medio del Espíritu Santo y con la intercesión de la Virgen Madre, Virgen del Camino, que continúe esta historia de pasión, amor y esperanza, de unidad y de concordia, para que vayamos construyendo una Semana Santa cada vez más auténtica, es decir, más fraterna, unida, fuerte y solidaria, propia de un creciente caminar juntos en la Iglesia que peregrina en León.
¡Felices 75 años! Que así sea.