2021 – Solemnidad de San Froilán, obispo y monje. Patrono de la diócesis legionense

Buscaré mi rebaño y lo cuidaré (Ez 34,11)

✠ Luis Ángel de las Heras, CMF
Obispo de León

1.- Los nubarrones de la pandemia.

Aún estamos rodeados de ciertos riesgos y caminamos con una lógica precaución sanitaria, hasta el punto de que esta fiesta se nos hace más costosa de este modo. Tengamos paciencia y, en consecuencia, paz. Celebrar san Froilán como estamos haciéndolo este año es motivo de acción de gracias pues el año pasado estábamos peor.

Pero, además, pensemos que hay otros nubarrones más oscuros que se ciernen sobre hermanos y hermanas que sufren consecuencias negativas de esta situación: pérdida de seres queridos, secuelas de la enfermedad, depresiones, falta de trabajo, escasez de recursos, falta de horizontes de solución. De todo esto nos hacemos cargo y lo ponemos ante la Virgen del Camino y san Froilán en la fiesta de nuestro santo patrono, para que nos inspire lo que nuestra plegaria nos compromete a hacer a cada uno de los peregrinos que nos hemos reunido aquí en este día, igual que a quienes se unen a esta celebración desde la distancia.

2.- San Froilán, obispo y monje, intercesor y guía.

Hacer memoria de san Froilán, obispo y monje, es honrar al excelso patrono y pastor de esta diócesis para tomar fuerzas de nuestras raíces cristianas y vivir, pensar y actuar en consecuencia en los tiempos presentes.

Él buscó este rebaño —para el que fue elegido pastor—, lo cuidó y lo sigue cuidando para librarnos de todo mal, sacándonos de la confusión y la dispersión a las que llegamos en tiempos de oscuridad. San Froilán intercede y nos guía para que caminemos hacia la luz, es decir, hacia pastos escogidos por el Señor, hacia la abundancia de dehesas en las que nos demos cuenta de que el mismo Cristo Buen Pastor nos pastorea, como lo hace siempre, lo percibamos o no.

Nadie ha de quedar atrás ni ser excluido de los cuidados, si estamos pendientes unos de otros como hermanos. Pero, singularmente quienes hemos recibido el inmerecido don de pastorear, a imagen del Buen Pastor y de san Froilán, tenemos encomendada una misión exigente para la que hemos de contar con todos, de modo que nos ayudemos para buscar a las ovejas perdidas y descarriadas, vendar a las heridas, fortalecer a las enfermas y débiles, guardar a las robustas y apacentarlas con justicia. Es todo un programa de “cuidado pastoral” como el que prodigó san Froilán a esta Iglesia en su tiempo. Sin duda, nuestro santo es intercesor y guía para que vivamos y obremos a imagen de Cristo Buen Pastor, Buen Samaritano.

De este modo, mostraremos —los pastores con mayor exigencia—, que somos servidores de Cristo y fieles administradores de los misterios de Dios con el único poder de servir, lavar los pies a los hermanos y disipar tinieblas en el nombre del Señor Jesús.

3.- Llamados a una nueva esperanza a través de los cuidados.

Guiados y protegidos por nuestro santo patrono, sintámonos confirmados en el envío que nos hace Jesucristo para proclamar el Evangelio a toda la creación.

No pidamos signos espectaculares, aunque a veces se den. Procuremos anunciar con sencillez el Evangelio de la esperanza y la alegría en tiempos de desesperanza. Anunciemos a Cristo Jesús, que siempre será la nueva esperanza.

San Froilán atendió la llamada evangelizadora a una nueva esperanza con su cuidado pastoral, como ya he recordado. En su peregrinación terrena, siendo requerido para afianzar el Reino de León, contribuyó tanto al bien común material como al espiritual. Ayudó en las necesidades sociales del momento y consiguió que muchos creyeran, se bautizaran y expresaran públicamente su fe en el Salvador con costumbres y tradiciones que han llegado hasta hoy. Costumbres y tradiciones que amáis las gentes de estas tierras y nos hablan de un ayer y un presente cristiano, fundamento de una civilización del amor fraterno que aún está por lograr.

Buscando responder hoy a la llamada a una nueva esperanza —que siempre es Cristo—, hemos descubierto la relevancia de los cuidados. Ofrecer y recibir cuidados en estos tiempos será una vía extraordinaria para construir un mundo cada vez más fraterno y digno que se vaya pareciendo al Reino de Dios. Cuidados sanitarios, cuidados fraternos, cuidados solidarios, cuidados de la Creación, cuidados que alivian la soledad y cualquier sufrimiento, cuidados alentadores, cuidados reconciliadores, cuidados espirituales y cuidados pastorales.

Confiemos una vez más en la intercesión de la Virgen del Camino y San Froilán, nuestros patronos, para pedir lo que cada uno necesite y, sobre todo, para que el Señor nos conceda un corazón dispuesto a cuidar a los hermanos y a la creación entera como samaritanos de los cuidados. Amén.