2021 abril – Solemnidad de San Isidoro

«Vosotros sois la luz del mundo» (Mt 5,14)

✠ Luis Ángel de las Heras, cmf
Obispo de León

Hacemos hoy memoria agradecida de un gran hombre de Dios y de ciencia. Dedicado a la acción y al estudio y la contemplación. Sabio santo configurado con Jesucristo, Dios y hombre verdadero, luz para las gentes, siendo reflejo del Señor.

La admiración y devoción por san Isidoro, el acercamiento a su sabiduría filosófica y teológica, nos han de llevar a conocer mejor al Señor, el Evangelio, el mensaje cristiano. Estamos en Pascua, tiempo para dejarnos encontrar por el Resucitado, muerto en la cruz a manos de los hombres, constituido Señor y Mesías, varón acreditado por Dios. Cristo, sabiduría eterna y divina, misteriosa, escondida, predestinada por Dios para nuestra gloria, es decir para nuestra salvación, por mucho que dudemos de ella cuando vivimos incertidumbres como las presentes y, más aún, un cambio de época como este.

Conocer más al Resucitado y acercarse a su luz, movía a san Isidoro a estudiar, dialogar, escribir y predicar como verdadero y apasionado evangelizador para guiar al pueblo de Dios en aquellos tiempos.

San Isidoro estuvo siempre dispuesto a dar una respuesta desde la verdad cristiana a las complejidades sociales y políticas de su tiempo, que fueron mayores que las actuales.

Su legado nos ilumina para buscar hoy, como entonces, respuestas a la altura de los desafíos que encontramos como cristianos, como Iglesia pueblo de Dios, así como a las necesidades y esperanzas de los hombres y mujeres que peregrinan en las tierras de la diócesis de León. Con san Isidoro, que nos lleva siempre al Maestro, al Señor, no debemos desesperar. Hay luz.

Hallaremos luz siguiendo un sabio consejo de san Isidoro: el de no ser hombres y mujeres de una sola dimensión de vida cristiana, bien activa, bien contemplativa, como si estas fueran incompatibles. El santo sabio nos recomienda «el camino intermedio, compuesto por ambas formas de vida». Él afirma que resulta normalmente el más útil para resolver esas tensiones, que con frecuencia se agudizan si se elige un solo tipo de vida; en cambio, se suavizan mejor alternando las dos formas, la activa y la contemplativa (cf. Differentiarum Lib. II, 34, 134: PL 83, col 91 B).

Aquí, en esta Basílica isidoriana, lugar de encuentro del hombre con Dios, la adoración al Santísimo evoca esa forma contemplativa que, junto con la formación cristiana, necesitamos para ejercer los ministerios y servicios del anuncio, la celebración, la comunión y la caridad fraterna y samaritana en la Iglesia para el mundo.

Ojalá podamos aprender de san Isidoro la lección de realizar una síntesis de vida que integre la contemplación de Dios, el diálogo con Él en la oración y en la lectura de la Sagrada Escritura, así como la acción al servicio de la comunidad humana, con predilección siempre por los más necesitados, dando así testimonio de Cristo Resucitado

Pedimos al Señor, por intercesión de san Isidoro, que nos dé la clarividencia de reconocernos como lo que ya somos por nuestro bautismo: luz del mundo que brilla en lo alto del monte, especialmente para quienes más caminan en las tinieblas. Amén.