Queridos hermanos y hermanas:
¡Feliz Día del Seminario! Para todos los miembros de la Iglesia en León es un gozo celebrar el Día del Seminario. Damos gracias a Dios por el don de la vocación al sacerdocio ministerial que descubrimos y apreciamos en cada sacerdote y en cada seminarista de nuestra diócesis.
Por encima de los números y las dificultades, os invito a reconocer y agradecer la grandeza de esta vocación y este ministerio en este momento sinodal de la Iglesia. La Conferencia Episcopal nos invita a celebrar esta Jornada en España con el lema “Sacerdotes al servicio de una Iglesia en camino”.
En este camino que recorremos juntos y en el que se pone de manifiesto que todos nos necesitamos, los sacerdotes son imprescindibles por su vocación y ministerio: Dios sigue y seguirá llamando a esta vida de entrega a Él en el servicio a su Pueblo del Camino.
Los sacerdotes son hombres que Dios pone al cuidado de cuantos peregrinan hacia Él. Cristo, sumo y eterno sacerdote, les confía la misión de ser mediadores del encuentro sacramental, de la voluntad de Dios para cada hermano, del consuelo y la misericordia del Padre para los que sufren, del don de la sabiduría para quienes buscan y quieren aprender, de la inspiración del Espíritu para discernir personal y comunitariamente, de la paz y el sosiego del buen pastor para quienes se sienten cansados y agobiados en la senda de la comunión y la misión.
Estas llamadas y estos dones Dios no los improvisa. Él los va suscitando en medio de su pueblo peregrino. Contribuyamos todos a consolidar y extender una cultura vocacional en la que se escuche con claridad la llamada del Señor y ayudemos a responder con alegría, esperanza y valentía a quienes son elegidos por el Maestro para vivir al servicio del Pueblo del Camino en la vocación al sacerdocio ministerial.
Agradecidos por quienes ya han recibido la llamada sacerdotal y se han puesto en marcha, hagámonos también responsables de nuestros seminaristas y nuestros sacerdotes. Con nuestra oración, nuestro cariño, nuestra colaboración material, nuestra preocupación y nuestra alegría por cada uno de ellos. Todos son regalos extraordinarios de Dios a su Iglesia.
Con la mirada esperanzada puesta en el futuro, acojamos el presente orando al Señor y trabajando para que la experiencia de nuestros seminaristas sea de una gran riqueza humana, académica, teológica, espiritual, fraterna, samaritana y misionera, de modo que se conviertan en pastores y ministros según el corazón de Dios al servicio de esta Iglesia que peregrina en León.
En cada parroquia, en cada comunidad, en cada cofradía, en cada grupo, en cada familia, hagamos presente la preocupación, la oración y el compromiso con nuestra Diócesis de León en este Día del Seminario de 2022, para que, con la intercesión de san José y su cuidadoso patrocinio, contemos siempre con sacerdotes según el designio y los sueños de Dios.
Encomendamos este Día del Seminario a la Virgen del Camino y a san Froilán. Rogad por nosotros a Dios para que se haga su voluntad en nuestra peregrinación terrenal, misionera y samaritana con sacerdotes al servicio del Pueblo del Camino en León.
Con mi afecto y bendición.
✠ Luis Ángel de las Heras, cmf
Obispo de León
